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Montevideo (Martes, 22-12-2009, Gaudium Press) Pocas horas faltan para que las campanas resuenen, y junto a ellas se eleven al cielo canticos de gloria por el nacimiento del hijo de Dios, uno de los acontecimientos más importantes para la Iglesia católica.
En Uruguay, monseñor Carlos María Collazi, Obispo de Mercedes y presidente de la Conferencia Episcopal Uruguaya, monseñor Rodolfo Wirz, Obispo de Maldonado – Rocha y monseñor Orlando Romero, Obispo de Canelones, envían significativos mensajes navideños a los fieles católicos en ese país.
Monseñor Collazzi, hace referencia a la alegría que genera en el hombre el nacimiento del pequeño niño, hijo de Dios y salvador del mundo.
«En cada Navidad celebramos: ‘hoy en la ciudad de David, nos ha nacido el Salvador’ (Lc. 2,11) Es grande nuestra alegría de cristianos. Alegría que se basa en el amor del Padre que nos envió a su Hijo Jesucristo para salvarnos, y por su vida entregada y victoriosa, nos hace pasar de la tristeza al gozo, de lo absurdo y contradictorio al hondo sentido de la vida; del cansancio y desaliento a la esperanza que no defrauda; de las divisiones y fragmentaciones al cultivo del valor de la unidad; de las luchas y rencores a la madurez de levantar las miradas para no dejarnos atrapar por visiones apasionadas y del momento», expresó el prelado.
También, para Monseñor Collazzi, la navidad hace un claro «llamado a la fraternidad, a la solidaridad y a sentirnos hermanos». Ésta, propicia la búsqueda de los grandes valores que deben orientar a la persona humana, especialmente el valor de la unidad, puntualizó.
Del mismo modo, Monseñor Romero invita a todos los fieles a preparar el corazón para responder al llamado de Dios, que en el nacimiento de su hijo devela el inmenso amor para con su pueblo. «Celebrar la Navidad es acoger al Señor en la morada interior de nuestras vidas, haciéndonos eco de su humildad, quitando los obstáculos que impiden su venida, disponiéndonos a la escucha de su mensaje, afinando los oídos para abrirle la puerta apenas llame», afirmó el Obispo.
Así, y según el prelado, despojarnos del egoísmo, los odios, la insensibilidad, la mentira, las adicciones y el engaño, entre muchos otros sentimientos y acciones que corrompen al ser humano, para revestirnos de misericordia, de solidaridad, de afabilidad, honradez, respeto, etc., es la invitación que nos hace el aniversario del nacimiento de Dios.
«Navidad es la fiesta porque Dios está con nosotros, quien nos enseña sus caminos en los caminos cotidianos de nuestra vida. Solo hace falta que abramos los ojos, que nos fijemos en este niño que, en silencio, sin hacer ruido, sin imponerse, con la indefensa sencillez de los niños, viene a nosotros para traernos el esplendor de la cercanía de Dios», finalizó Monseñor Romero.
Finalmente, Monseñor Rodolfo Wirz pensando en la actualidad mundial, especialmente en el cambio climático expresa que «El NIÑO, cuyo nacimiento celebramos, nos da una MOTIVACIÓN y una VISIÓN, para que demos lo mejor de nosotros. Que el agua y el aire no se contaminen, que se reconozca la dignidad sagrada de todo ser humano concebido, que las armas se transformen en herramientas de trabajo ( en palabras del profeta Isaías «espadas se conviertan en arados» ), que un nuevo gobierno elegido tenga presente el bien común, en especial de los más vulnerables y pueda contar con nuestro compromiso crítico y corresponsable, que el matrimonio y la familia no tengan que «estar al descampado» por falta de afecto, estabilidad y protección».
Asimismo, Monseñor propone tres gestos fundamentales para afianzar en esta navidad. El primero la oración, junto a alguien que se encuentre solo, enfermo y/o afligido; el segundo, la visita a una capilla o iglesia, en donde se pueda tener un momento de reflexión y silencio; y el tercero, la palabra, compartir aquella que es alentadora y esperanzadora en nuestros lugares habituales.
Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.
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