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Campeche (Martes, 22-12-2009, Gaudium Press) Con motivo del IV domingo de Adviento monseñor Ramón Castro Castro, Obispo de Campeche, México, invitó a sus feligreses a reflexionar sobre la Comunicación. En su homilía expresó: «¿Habrá suficiente comunicación de nuestra parte con Dios?, ¿Estaremos atentos a la Gracia del Señor, al Espíritu Santo?».
Al introducir su sermón, y con el propósito de dar pistas para encontrar una respuesta a estos cuestionamientos, Mons. Castro señaló que era importante entender la «comunicación de María con el Espíritu Santo, comunicación de María con Aquel que lleva en su vientre; comunicación inmediata de María con Isabel», para así comprender el camino que lleva a una verdadera comunicación con Dios.
Asimismo -haciendo referencia al episodio de la visitación, donde Isabel reconoce a María como la madre del Salvador-, el prelado invitó a sus fieles a «descubrir el misterio de la encarnación bajo signos de sencillez y cotidianidad». Y explicando que el Espíritu Santo fue quien impulsó el encuentro entre María e Isabel, señaló que ese «mismo Espíritu nos mueve hoy a hacer de la vida cristiana un encuentro (…) con Dios hecho hombre entre los hombres, y con los hermanos, sobre todo con los más necesitados».
Continuando con su homilía, Mons. Castro destacó el papel de María e Isabel como madres, e hizo un llamado a las mamás para que no «se olviden de sí mismas ante sus hijos». También dijo que esta época es la fiesta de las madres, «¡la fiesta de las portadoras de la esperanza y de vida! (…) dos mujeres embarazadas de la nueva humanidad, preparadas para la más extraordinaria cita de la historia de los hombres», un «encuentro en la cumbre, que no tiene lugar ni en París, ni en Copenhague, ni en Nueva York, ni en la ONU, sino en una aldea de montaña», continuó el prelado.
Imitar a María
Mons. Castro, igualmente, alentó a los feligreses a imitar a María en la fe, porque «es así como Dios entra en nuestras vidas (…) si creemos con esa fe, si nos fiamos como María, el Evangelio, la Palabra habitará en medio de nosotros y Cristo nacerá en nuestros corazones».
Del mismo modo advirtió que si se sigue el ejemplo de la Madre de Dios, María dirá: «dichoso tú que has creído que merece la pena vivir la vida en profundidad, sin dejarse arrastrar por las apariencias, ni por los bienes de oropel que nos ofrecen profusamente estos días (…), dichoso tú que has creído que Dios inaccesible, el que sigue escondiendo los misterios de la vida y el universo, se nos ha hecho tan cercano y entrañable como un niño recién nacido (…), dichoso tú que has creído que los hombres podemos sentirnos hermanos y en paz porque para todos nosotros ha venido un niño que trae la paz a los hombres de buena voluntad».
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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