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Elefantes atacan en el estado indio de Orissa, exactamente un año después de las persecuciones a cristianos

Colombo (Miércoles, 30-12-2009, Gaudium Press) En la página web de la Arquidiócesis de Colombo, en Sri Lanka -diócesis regentada por monseñor Malcom Ranjith, antiguo secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos – se encuentra una noticia que trae un contenido insólito, sorprendente, de autoría del P. Sunil de Silva.

Comienza recordando el sacerdote que en julio del año pasado una severa persecución de cristianos estalló en el estado indio de Orissa: Una religiosa de 22 años fue quemada viva cuando turbas furiosas incendiaron un orfanato en la aldea de Khuntpali, en el distrito de Bargarh. En Kandhamal otra religiosa fue violentada. Las turbas atacaron iglesias, incendiaron vehículos, destruyeron las casas de los cristianos.

El P. Thomas Chellen, director de un centro de pastoral en Konjamendi que fue destruido con una bomba, escapó por poco de una turba hindú que quiso quemarlo: «Ellos vertieron kerosene en mi cabeza, y uno tenía una caja de fósforos en su mano pronto a encender el fuego. Pero gracias a la Divina Providencia, al final, no hicieron nada. De otra manera no estaría contándoles este horror», declaró el sacerdote de 55 años a Catholic News Service en agosto del año pasado.

El resultado final de la persecución fueron más de 500 cristianos asesinados, miles de heridos, y muchos desterrados que vieron sus casas reducirse a cenizas.

Entretanto, un año después de estos fatídicos hechos, un «extraño y dramático acontecimiento» -que tuvo como escenario también a Orissa- está dando mucho de qué hablar.

Manadas de elefantes salvajes

En los meses recientes, manadas de elefantes salvajes han asolado las aldeas de algunos de los peores perseguidores de los cristianos del 2008. «En una aldea, donde (…) hace un año los cristianos tuvieron que correr para salvar sus vidas mientras veían sus casas ser destruidas por los manifestantes, una manada de elefantes emergieron de las selvas circundantes, exactamente un año después, en julio de 2009, en el mismo momento del día del ataque.»

«Estos elefantes primero atacaron una máquina trituradora de piedra de propiedad de uno de los principales líderes del movimiento persecutorio. De ahí los elefantes partieron a destruir su casa y haciendas. Cientos de aldeanos han sido forzados a refugiarse en campamentos en el estado de Orissa, después de repetidos ataques de los elefantes», relata el P. de Silva.

En el distrito de Kandhamal 7 personas han muerto y varias otras han sido heridas por una manada de 12 a 13 elefantes. Cerca de 2500 personas que habitan 45 aldeas han sido afectadas por los ataques, afirma el jefe del distrito, Krishen Kumar. Él no llega a explicarse la razón por la cual los elefantes abandonaron su santuario y viajaron cerca de 300 kilómetros hasta Kandhamal, causando las destrucciones. Funcionarios ambientales presentes en el lugar de los ataques tampoco encuentran explicación.

Afirma el P. de Silva que las manadas asolaron casas de no cristianos, destruyendo jardines y escogiendo las casas de los perseguidores, dejando intactas las casas de cristianos.

No son elefantes comunes

«Esos extraños ataques se han esparcido, y según un reporte, los elefantes ya han destruido más de 700 casas en 30 aldeas, y matado cinco personas. Nadie en esta región ha visto o imaginado algo como esto. Los elefantes no son comunes; ellos parecen tener una misión. Comúnmente, los elefantes más pequeños entran primero a la aldea, y parecen reconocer la comunidad. Entonces, regresan a la manada, y prontamente los siguen los elefantes más grandes que ‘hacen el trabajo'», relata el sacerdote.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que la gente de la región relacionara los ataques de los elefantes con la persecución a los cristianos del año pasado. «El temor de Dios ha caído sobre los pobladores, quienes han llamado a esos elefantes los ‘Elefantes Cristianos’ «. Los pobladores, ante la poca ayuda de la administración -que se manifiesta impotente-, han recurrido al bloqueo de calles, que entretanto ha sido inefectivo.

Algunos distritos afectados no tienen santuarios de elefantes: «No hay hábitats permanentes de elefantes en Sundagarh. Ellos llegan de Bihar, Chhattisgarh y Jharkhand donde sus hábitats han disminuido. No obstante no es claro cómo y porqué esos elefantes alcanzaron a Orissa.»

Gaudium Press / S.C.

 

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