Río de Janeiro (Lunes, 04-01-2010, Gaudium Press) Los recientes descubrimientos arqueológicos realizados en Nazaret, norte de Israel, anunciados a finales de diciembre del año pasado, fueron acompañados con especial interés por el historiador y arqueólogo André Chevitarese, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). El descubrimiento hace referencia al hallazgo de la primera casa de la época de Jesús de Nazaret, situada a algunas decenas de metros de la Basílica de la Anunciación.
Para Chevitarese, considerado uno de los principales estudiosos brasileños de la vida de Jesús, la mayor parte de los especialistas que analizan la época de Cristo, trabajan con la hipótesis de que Jesús debió haber sido un campesino pobre que solo fue a la ciudad grande, en el caso Jerusalén, una vez en la vida.
«Se cree que Nazaret, en la época de Jesús, tenía entre 300 y 400 habitantes. Era una aldea que tenía prácticamente apenas una calle», dijo el historiador en entrevista al reportero João Ricardo Gonçalves del diario O Dia.
El historiador resalta, también, que la rutina en la pequeña aldea de Nazaret no era de las más fáciles y que el consumo de carnes era reservado apenas en ocasiones muy especiales.
«Se consumía vino, pan ázimo, tamaras (fruto árabe), higo, damasco, hortalizas, legumbres, aceitunas, pero casi ninguna carne, excepto peces. Para los judíos pobres, como Jesús, apenas en ocasiones muy especiales consumían carne, pero nunca de vaca: las condiciones climáticas no permitían pastos».
El descubrimiento
Según la arqueóloga y responsable por las excavaciones, Yardena Alexandre, la construcción descubierta está formada por dos divisiones y un patio que incluía una cisterna excavada en la piedra donde se almacenaba el agua de lluvia.
Los escasos utensilios domésticos encontrados en la excavación son fragmentos de jarros de cerámica que remontan a los siglos I y II de nuestra era. Un detalle que llamó la atención de los investigadores es la existencia, debajo de la casa, de un agujero, que puede haber sido utilizado como escondite.
«Es una típica casa en la cual vivían judíos. De esta manera, Jesús también puede haber vivido en ella», afirmó la arqueóloga.
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