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Cúcuta (Martes, 05-12-2010, Gaudium Press) La sordera es uno de los impedimentos físicos que mayor limitación trae para las personas que la padecen, sobre todo cuando la falta de audición está asociada a la incapacidad para comprender y articular la palabra hablada. Pensando en quienes se les dificulta hablar y escuchar, se ideó la Pastoral del Silencio, una iniciativa que se materializó en el 2005 como parte del plan pastoral de la Diócesis de Cúcuta, Colombia.
Según explica la diócesis, esta iniciativa -que tiene como lema «Háblanos Señor al Corazón»- surgió como respuesta a la inquietud de varios intérpretes del lenguaje por señas y de padres de familia que «sintieron la urgente necesidad de dar una formación a las personas con discapacidad auditiva y brindarles un espacio para el desarrollo de la fe y crecer como auténticos cristianos».
Al día de hoy, la Pastoral del silencio, que ha permitido integrar la Palabra de Dios y la palabra gestual, ha contribuido -como dice el documento de la Diócesis- en la participación de las personas sordas dentro de la liturgia, acompañándolos y dinamizando procesos de formación cristiana, espiritual y humana específicos para los que tienen esta discapacidad, para que «sientan que no están solos y que para la iglesia son muy importantes», continua el documento.
Antes de la creación de la Pastoral del silencio, una de las mayores dificultades que tenían los sordos y sordomudos era la participación en la Santa Misa. Como parte de este plan pastoral, varios laicos -con el apoyo de un sacerdote, dos seminaristas y un grupo de laicos comprometidos- están donando su tiempo como intérpretes de la Eucaristía dominical para que las personas con incapacidad auditiva puedan participar activamente del sacramento.
En la actualidad, la Diócesis de Cúcuta está llevando a cabo su acción pastoral «Háblanos Señor al Corazón» a 6.300 personas sordas aproximadamente.
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