miércoles, 24 de abril de 2024
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Nova et vetera: El rostro de Cristo presentado en los nuevos areópagos de la comunicación

Bogotá (Miércoles, 27-01-2010, Gaudium Press) Nova et vetera. «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo»: Así se expresa el Evangelio de San Mateo, dándonos una figura totalmente aplicable a la acción de la Iglesia. Ella toma lo viejo, no lo desprecia por ser viejo; sabe que en lo antiguo comúnmente se pueden hallar siglos acumulados de riqueza, tesoros invaluables de sabiduría de otrora, algunos de los cuales ella misma pudo haber guardado y custodiado con sumo celo. Entretanto, lo viejo en algún momento fue nuevo, y la Iglesia está también abierta a la admiración y asimilación de todo aquello que, valioso, van aportando los días que llegan.

Además, no podemos dejar de considerar que el «Alma» de la Iglesia es el propio Espíritu Santo, y que Él la va guiando y adecuando para que la Buena Nueva eterna de Cristo llegue a los hombres de todos los tiempos, en las formas para ellos más apropiadas y por los canales más eficaces.

Siempre nuevo, siempre viejo

En el mensaje que el Papa ha elaborado con motivo del día de la Comunicaciones Sociales, el próximo 16 de mayo, convocando a un uso amplio de los nuevos medios digitales en la evangelización -y cuyo tema es «El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra»- ciertamente podemos ver ese celo de origen divino, siempre nuevo y siempre viejo, que desea con ansia llevar el mensaje de salvación a todos a quienes está destinado.

«Siempre viejo», pues en ese importantísimo documento plantea el Papa «una pastoral que torne a Dios vivo y actual en la realidad de hoy y presente la sabiduría religiosa del pasado como riqueza donde inspirarse para vivir dignamente el tiempo presente y construir adecuadamente el futuro». De hecho, lo que se quiere y debe presentar es al mismo Cristo; es dar a quienes «viven en esta nuestra era ‘digital’, las señales necesarias para reconocer al Señor».

Entretanto «siempre nuevo», porque cada vez más las mediaciones humanas se realizan a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y -haciendo eco el Papa de San Pablo- «¿cómo han de creer en Aquel de quien no ha oído hablar? Y ¿cómo han de oír hablar, si no hubiese quien les predique?».

Esta preocupación apostólica se potencia de forma especial cuando se piensa en los jóvenes. Y así lo piensa Benedicto XVI: «Para dar respuestas adecuadas a estas cuestiones en el ámbito de los grandes cambios culturales, particularmente sentidos en el mundo juvenil, se tornan un instrumento útil las vías de comunicación abiertas por las conquistas tecnológicas». Para el Pontífice reinante, la gran imprecación paulina «Ay de mí si no anunciare el Evangelio» hace necesario hoy el uso de los medios digitales en la labor de la Iglesia.

Es el mismo Cristo, presente en los nuevos medios

Entretanto el Pontífice no hace un llamado simplemente a ocupar un espacio en internet, no es solamente marcar una presencia en los vehículos multimedia. No. Es colocar allí el corazón de Jesús, proponiendo el vínculo sublime de la caridad: «Se ha de conseguir mostrar, a los hombres de nuestro tiempo, y a la humanidad desorientada de hoy, que ‘Dios está próximo, que, en Cristo, somos todos parte unos de los otros’ «. Es «colocar los media al servicio de la Palabra».

Por ello «más de que la mano del operador de los media, el presbítero debe hacer trasparecer su corazón de consagrado, para dar un alma no solo al su servicio pastoral, mas también al flujo comunicativo ininterrumpido de la ‘red’ «. En ese sentido, la «tarea de quien opera, como consagrado, en los media, es allanar la estrada para nuevos encuentros, asegurando siempre la cualidad de contacto humano». Las nuevas tecnologías, al servicio de la Evangelización, deben tomar características verdaderamente humanas y preparar y favorecer el contacto específicamente humano, donde se realizará la unión con Cristo, donde podamos oír su voz: «Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguien oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa, cenaré con él y él conmigo.» (Ap 3, 20).

En este llamado a la ‘evangelización digital’ cada cual está llamado a dar su contribución propia, particularmente los expertos en esos campos, quienes deben ser acogidos como un don de Dios.

Finalmente el Papa reafirma el orden debido. Los medios son muy importantes, la adecuación a los nuevos medios es fundamental, pero entretanto su importancia es de medio. La fuente que asegura el éxito de cualquier apostolado, incluido el ‘digital’, se encuentra en la gracia de Dios, en la estrecha unión con la vida divina: «Es preciso no olvidar que la fecundidad del ministerio sacerdotal deriva primariamente de Cristo encontrado y escuchado en la oración, anunciado con la predicación y el testimonio de vida, conocido, amado y celebrado en los sacramentos, sobre todo de la Santísima Eucaristía y de la Reconciliación.»

Por Saúl Castiblanco

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