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Montreal (Jueves, 25-02-2010, Gaudium Press) Autoridades religiosas y también políticas del Canadá se congratularon con las decisiones del consistorio vaticano del pasado viernes, cuando el Papa y la curia romana confirmaron la canonización del beato canadiense André (Alfred) Bessette, además de otros cinco religiosos. La canonización de los seis beatos está marcada para el día 17 de octubre, en la Plaza de San Pedro.
El primer ministro de Canadá, Stephen Harper, dijo que la canonización del Hermano André confirma la devoción de innúmeras personas «que acudieron al religioso por ayuda durante su vida, de los millares que comparecieron a su funeral y de los dos millones de fieles que visitan el Oratorio St. Joseph anualmente». El religioso fue el fundador de la entonces capilla St. Joseph en Montreal, que más tarde se tornó una de las mayores basílicas del mundo y que recibe anualmente millones de peregrinos.
«La vida del Hermano André nos muestra el poder de la fe y la importancia de la dedicación a los enfermos y a otros en necesidad», dijo el premier en una declaración. «Con este acto solemne, la Iglesia Católica Romana está honrando un canadiense que alcanzó la grandeza a través de la humildad, determinación y servicio al prójimo».
Para el arzobispo de Montreal, cardenal Jean-Claude Cardinal Turcotte, la canonización «es muy importante para católicos y también para todas las personas simples que creen en Dios».
«Él no era una gran personalidad. Él no tenía un gran ego. Él era un hombre humilde. Pero él tenía fe suficiente para mover una montaña», destacó el purpurado en una celebración en el Oratorio St. Joseph.
El beato André Bessette ya había sido reconocido por la Iglesia Católica por su don de la cura y posee dos milagros envolviendo la recuperación de enfermos que le son atribuidos y habrían ocurrido antes de su muerte.
Biografía
El hermano André Bessette nació en el sudeste de la ciudad de Montreal el 9 de agosto de 1845. Fuera un niño frágil, y quedó huérfano a los 10 años. Trabajó en haciendas y plantaciones en New England antes de retornar a Quebec en 1867.
En 1870, fue admitido como custodio en el Colegio Notre Dame, administrado por la Congregación de la Santa Cruz en Montreal.
Profesó sus votos y fue ordenado en 1874. Desde entonces, confortaba a las personas que iban a su encuentro en el Colegio Notre Dame para consuelo, y muchos creían (confiaban) a él la cura de sus enfermedades.
Falleció a los 91 años el 6 de enero de 1937. Durante los seis días y noches antes de su funeral, más de un millón de personas pasaron delante de su cajón para un último adiós.
En 1978 fue declarado Venerable por el Papa Pablo VI y, en 1982, beatificado por Juan Pablo II.
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