viernes, 19 de abril de 2024
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Concurrida celebración del Día del Trabajador en la Catedral Metropolitana de Santiago, en Chile

Santiago (Martes, 04-05-2010, Gaudium Press) La mañana del sábado 1 de mayo, se efectuó en la Catedral Metropolitana de Santiago, la tradicional eucaristía en conmemoración del Día del Trabajador. El oficio religioso fue encabezado por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, y contó con la presencia del Presidente Sebastián Piñera, ministros de gobierno, dirigentes sindicales, autoridades civiles, militares, religiosas y una gran cantidad de trabajadores.

Legislación laboral y Magisterio social: signo de esperanza

Trabajador2.jpgAl iniciar la Misa, el Cardenal Errázuriz saludó a los presentes y recordó que «con mucha gratitud lo que han hecho los papas para dignificar el trabajo y para alcanzar una mayor justicia, desde la encíclica Rerum Novarum, del Papa León XIII, en adelante, tuvo eco en nuestra propia vida republicana. Por eso, ahora, en este año del Bicentenario, queremos recordar tantos logros de nuestra legislación en favor de nuestros trabajadores».

En la misma instancia, el Pro-vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores, padre Favio Fatigante destacó algunas leyes que han sido relevantes en materia de justicia social en el país desde 1906 a la fecha. Los textos legales fueron simbólicamente llevados al altar por parlamentarios de gobierno, oposición y por representantes de los trabajadores.

El padre Fatigante se refirió a esta ofrenda como «el recorrido de nuestro país bicentenario a lo largo de algunas de nuestras principales leyes laborales e iniciativas sociales que hoy bendecimos y presentamos como signo de esperanza».

Trabajador: centro del ordenamiento social y económico

La homilía estuvo a cargo del Vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores, presbítero Rodrigo Tupper, quién analizó la figura de San José Obrero, destacándolo como un «un modelo que se propone a todas las formas que alcanza la actividad humana y, por lo mismo, un modelo de la sociedad que la Iglesia desea ayudar a construir: la civilización del amor».

Y agregó: «La figura de José también nos habla de la rectitud de corazón de un hombre justo que vive de su trabajo transformando la madera y sus condiciones de vida, siendo co-creador con Dios como todos los trabajadores y con todos los que se ganan el pan con el sudor de su frente».

Trabajador4.jpgEn la ocasión, el padre Tupper resaltó la dignidad del trabajador y dijo que su primacía en todo proceso productivo «constituye un criterio esencial en el ordenamiento social y económico». «Recolector de basura, microempresario, lustra botas, ejecutivo, dirigente sindical, empresario o servidor público, todos son iguales en dignidad ante los ojos de Dios; y su trabajo, por diferente que sea, es igualmente digno y debe recibir trato justo y salario justo», señaló.

Respecto a los despidos que se han producido tras el terremoto del 27 de febrero, el padre Tupper hizo un llamado a los empresarios a mantener los puestos de trabajo. «Invitamos de todo corazón a imitar el ejemplo de las industrias que, a pesar del terremoto, han conservado a todos sus trabajadores. Que todas realicen los mayores esfuerzos para que se mantengan los puestos de trabajo», manifestó.

Acuerdo político transversal

Al finalizar su intervención, el Vicario destacó que el Bicentenario es una coyuntura histórica que otorga una oportunidad especial para refundar la convivencia nacional, «sobre las bases del respeto, la justicia la solidaridad, para hacer de Chile una mesa para todos». A esto, agregó que las tareas pendientes que enfrenta el país requieren de un acuerdo de voluntades de todos los actores sociales con el fin de garantizar un verdadero desarrollo material y espiritual a todos los chilenos.

«Hoy se requiere un acuerdo político transversal que permita resolver los problemas más acuciantes como país. Esto sin duda debería implicar un nuevo contrato social, que dé forma a acuerdos sociales contundentes que se hagan cargo de las reformas sustantivas para avanzar en las asignaturas pendientes. Es hora de grandeza y no de pequeñez, de discusión madura y no de descalificaciones, de proclamar al Jesús de la Vida y no de ocultarlo. El alma de Chile merece nuestro mejor esfuerzo», destacó.

Gaudium Press / Igor Roco

 

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