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Santiago (Viernes, 21-05-2010, Gaudium Press) El pasado miércoles 19 finalizó la Jornada Nacional con los Encargados Diocesanos del Clero, a la cual asistieron representantes de las 17 diócesis del país y que desde el lunes se encontraban reunidos junto a la Comisión Nacional del Clero, encabezada por monseñor Pablo Lizama Riquelme.
El inicio de la jornada -informa la conferencia episcopal chilena- estuvo marcado por el testimonio de aquellos sacerdotes que provenían de las zonas más afectadas por el terremoto del 27 de febrero, quienes compartieron junto a sus hermanos el dolor y sufrimiento de miles de personas producto de la destrucción material y las pérdidas humanas.
Pero a su vez, los presbíteros se mostraron esperanzados y destacaron la enorme labor que cientos de sacerdotes están realizando para levantar material y espiritualmente a sus comunidades. «Sin duda que estos acontecimientos y el trabajo realizado ha contribuido a potenciar el discipulado y la misión de muchos presbíteros, poniéndolos en un mayor contacto con las personas y las realidades que están viviendo, para acompañarles y ayudarles a reconstruir sus vidas», manifestaron los pastores.
A la luz del Año Sacerdotal y la contingencia actual que vive la Iglesia, los sacerdotes dialogaron sobre el quehacer de la pastoral del clero en cada una de las diócesis, y valoraron las múltiples instancias de reflexión y comunión que se han realizado, especialmente aquellas destinadas al análisis del ministerio presbiteral.
«Este trabajo ha llevado a buscar caminos que permitan fortalecer el testimonio, el trabajo y la vida de cientos de sacerdotes de nuestro país que viven con plenitud y alegría su ministerio, pero también la necesidad de seguir favoreciendo el encuentro de los presbíteros con Jesucristo y su Evangelio para estar constantemente en un proceso de conversión personal y pastoral», señalaron.
Como desafío del encuentro, quedó planteada la idea de redactar un documento que permita orientar el ser y quehacer de la pastoral del clero, como a su vez la propuesta de un itinerario de acompañamiento pastoral de la vida de los presbíteros, que comprenda su vida espiritual, la formación permanente, el cuidado de su salud y su compromiso con los procesos pastorales diocesanos y nacionales.
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