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Bogotá (Jueves, 03-06-2010, Gaudium Press) Durante la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, realizada en el año 2007 en Aparecida – Brasil, los Obispos presentes en tan importante evento, en compañía del papa Benedicto XVI, exhortaron de manera especial a toda la comunidad eclesial para emprender un camino misionero. Desde entonces en diversas partes del mundo se han emprendido múltiples estrategias para responder a dicha invitación.
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| Mons. Francisco Nieto |
En Bogotá – Colombia, la Zona Pastoral Episcopal del Espíritu Santo, en compañía de representantes y agentes pastorales de 43 parroquias instituidas y una más por instituir, se dieron cita para lanzar juntos la «Misión Continental». Monseñor Francisco Nieto Súa, Obispo-Vicario Episcopal de la Zona, compartió con Gaudium Press tan significativa experiencia.
Una misión impregnada de la fuerza del Espíritu Santo
Ser misioneros va más allá de realizar en reiteradas ocasiones obras de caridad y de acompañamiento, es un estilo de vida, una actitud permanente de amor a Cristo y al prójimo, que se expresa en la solidaridad, en el arduo trabajo y en la evangelización:
«La evangelización exige siempre una actitud de misión, no hay ninguna otra posibilidad de entender el anuncio del Evangelio sino en esa perspectiva. Nosotros existimos como cristianos para evangelizar, es decir, para dar la buena noticia de Jesucristo a toda persona. El mandato del Señor es clarísimo, ¡vayan, hagan discípulos y anuncien; y el ser discípulos y anunciar implica precisamente el que toda persona, todo cristiano, todo bautizado, comprenda que en la vocación que tiene a la santidad está implícito en convertirse en un misionero, es decir en un evangelizador, en un anunciador de Jesucristo el Señor», expresó Monseñor.
Por ello, y para emprender una «Misión Continental», es de vital importancia diseñar estrategias que orienten los objetivos y pasos de los misioneros; para ello es necesario conocer y re-conocer los contextos, problemáticas, debilidades y fortalezas de las diversas comunidades.
«En cada parte del mundo hay un tema común: el anuncio de Jesucristo. Éste se hace especifico con unos énfasis desde todas las perspectivas de acuerdo a la lectura que se haga de la realidad en donde se vive; debemos saber leer lo que nosotros vivimos, en dónde estamos, cuáles necesidades hay, etc. En este sentido nosotros, específicamente, hemos venido identificando lo que hemos llamado las estrategias pastorales», explicó el Vicario Episcopal.
Formación permanente
En este sentido la Zona Pastoral Episcopal del Espíritu Santo, y dentro de sus ochos estrategias, ha trabajado fundamentalmente en la formación de la comunidad eclesial, así como en la atención integral de niños, adolescentes y jóvenes.
«La primera estrategia es estar en permanente formación. Todos, sacerdotes, obispos, laicos, agentes de pastoral y toda persona que siente ese llamamiento misionero debe declararse una persona necesitada de estar en una formación permanente. Para eso nosotros tenemos una diversidad de compromisos en todo tipo de cursos, en donde los mismo laicos quieren ser evangelizadores o profundizadores de la fe -por qué no hablar así-, de sus hermanos. Por lo tanto hay muchos laicos en los centros de formación, en las parroquias y en el «Centro de Formación Cardenal Pedro Rubiano Sáenz», ubicado en el barrio Santa Lucia, en Ciudad Bolívar», manifestó Monseñor Nieto.
Atención a los pobres
Como un segundo componente y de manera muy especial, la Zona Pastoral ha dedicado muchos de sus esfuerzos a ayudar a quienes se encuentran en la extrema pobreza, condición que desafortunadamente, se hace presente en muchos hogares bogotanos.
«No puede haber evangelio sin estar atentos a la dignidad humana. Sabemos nosotros que en el país se habla de un porcentaje demasiado alto de lo que significa estar por debajo de la línea de la pobreza, es decir, en la miseria; eso es totalmente anticristiano y por lo tanto estamos atentos. La respuesta ha sido muy hermosa, porque ya no buscamos una asistencialismo solamente, sino buscamos ante todo el ofrecer oportunidades de capacitación. Esta pastoral muestra un rostro de la Iglesia muy especial. El periódico «El Catolicismo» decía que nosotros tenemos la riqueza de la iglesia -según una expresión hermosísima de algunos padres de ésta- los pobres. Los pobres son la riqueza, y nosotros los tenemos, pero para que sea una verdadera riqueza nosotros debemos tenerlos con un acompañamiento y con un anuncio evangélico», reflexionó el Prelado
Atención a los jóvenes
Junto a esto, se realiza también el acompañamiento a los adolescentes y jóvenes, quienes por causa de la violencia, la ausencia de la educación y la falta de oportunidades, crecen en un mundo lleno de conflictos sociales, culturales y económicos. Esta estrategia pastoral se ha propuesto desarrollar de manera primordial durante los años 2010 – 2011.
Se trabajará «especialmente [con] adolescentes y jóvenes, pues con los niños tenemos un porcentaje cercano, según las estadísticas, a un 95% que están siendo atendidos; adolescentes y jóvenes apenas cuentan con un 35 % o un 40 %. Luego, de cada 10 muchachos realmente hay 6 que están en peligro porque ni estudian, ni trabajan, ni tienen posibilidades, entonces el problema más serio lo tenemos allí, en nuestros adolescentes y en nuestros jóvenes. Estamos haciendo unas reflexiones muy interesantes guiadas por la Universidad de San Buenaventura y su facultad de psicología y de teología, junto a los líderes de nuestras Zona Pastoral en diversas instancias, y estamos haciendo reflexión con y para los jóvenes, con ellos especialmente, escuchándolos ante todo», agregó Monseñor.
Lo anterior conforma apenas algunas de las características que constituyen la misión de esta Zona Pastoral, la cual en su lanzamiento tuvo fundamentalmente un sentido de apoyo, «de hacernos sentir a todos el llamado de Dios a ser misioneros. Justamente en el proceso de lanzamiento fue cuando en verdad experimentáramos que la «Misión es Continental», que la misión es apertura al mundo conocido, la misión es ante todo ir a los que no conocen a Jesucristo, a los que se han olvidado de Jesucristo, a los que quizá por nuestro anti-testimonio han salido de la Iglesia católica, y luego fortalecer también a los que permanecemos en fidelidad al Señor, para que esa fidelidad se haga mucho más evidente», concluyó Monseñor Francisco Nieto Súa.
Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M
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