Itatí (Martes, 21-09-2010, Gaudium Press) Cerca de 200 mil fieles argentinos participaron este fin de semana de la 31ª peregrinación juvenil por Nuestra Señora de Itatí, también conocida como la Virgen Morena, patrona de las provincias de Corrientes y Misiones. El recorrido de 70 kilómetros hasta la basílica de Nuestra Señora de Itatí fue todo hecho a pie.
Según la agencia de noticias católicas argentina AICA, el arzobispo de Corrientes, Mons. Andrés Stanovnik, caminó junto con los jóvenes durante todo el recorrido que separa al Santuario de la capital de la provincia. El lema de la peregrinación fue «Junto a María, sigamos construyendo la civilización del amor».
La celebración eucarística fue presidida por el propio arzobispo de Corrientes, y concelebrada por otros obispos de la región. La homilía, a su vez, fue presidida por el obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Martorell. En su discurso, el prelado criticó que «vivimos en una sociedad dividida, que se destruye a sí mismo con fuerza creciente, destruyendo las vidas de niños y jóvenes y llevándolos a negar los valores espirituales y morales».
El obispo hizo un apelo a todos los jóvenes, para que sean «discípulos misioneros» y testimonien siempre «el histórico de grandeza y amor que Dios tiene para el mundo», especialmente para el hombre, su imagen y semejanza.
En la ocasión, los jóvenes leyeron un «manifiesto» frente a la Virgen Morena. En él, se comprometieron a no «cerrar los ojos a las necesidades ajenas», a «mover brazos y piernas a los jóvenes que buscan dar sentido a sus vidas, pero no saben de Ti», y también «a no vivir pasivos delante de la realidad de un país que está ‘ciego’ para los valores reales».
Los jóvenes también se comprometieron a anunciar y defender que el matrimonio es una institución entre un hombre y una mujer, a no acostumbrarse con los problemas sociales del país, como el hambre y la corrupción, y a ayudar a los jóvenes que no tienen casa, oportunidad, empleo.
En el mismo «manifiesto» delante de la Virgen, ellos también dijeron sí a la vida, al amor como vocación humana, a la solidaridad, libertad, verdad y al diálogo, a la participación, el esfuerzo continuo para la paz, el respeto por las culturas, el respeto por la naturaleza y a la primacía de la vida humana sobre cualquier otro valor o interés.
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