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Buenos Aires (Lunes, 08-11-2010, Gaudium Press) Con el lema «Niños sanos, esperanza de la patria» -y basados en parte del Evangelio de Lucas que dice «Quien recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí»-, este domingo 14 de noviembre, la Iglesia en Argentina conmemorará el Día del Enfermo. Con motivo de esta celebración, y enmarcado también en el bicentenario de la independencia del país austral, el Presidente de la Comisión de Pastoral de la Salud del Episcopado argentino, Mons. Luis Stöckler, emitió una carta pastoral a las comunidades de su país, para que se unan en oración y acción.
«Los obispos, como pastores de nuestro pueblo, hemos alertado que en el camino hacia un bicentenario en justicia y solidaridad, nada debe desviarnos del gran objetivo: contribuir a erradicar la pobreza y la exclusión; y nos hemos propuesto hacer lo que está a nuestro alcance durante el tiempo que falta, cuando conmemoramos los doscientos años de nuestra independencia como nación», señaló el prelado en su mensaje.
Mons. Stöckler, también recuerda que la responsabilidad de la Iglesia no consiste, primariamente, en obtener recursos materiales para las múltiples demandas de las familias necesitadas, pero sí en «formar la conciencia de nuestras comunidades, donde entre todos hagamos el esfuerzo de superar decididamente las negligencias que son origen de la pobreza».
Sobre los niños, para quienes estará dedicado especialmente el Día del Enfermo, el Presidente de la Pastoral Salud de Argentina plantea una reflexión: «Pensando en el futuro de la Argentina nos preguntamos: ¿Qué niños vamos a dejar a nuestro país? Porque una de las causas de la pobreza y un verdadero delito es el abandono de la infancia».
Al respecto, recordó: «Se sabe que la falta de alimento y atención médica durante el embarazo y durante los primeros tres años de vida causa daños cerebrales irreparables que, a su vez, provocan -si no la mortalidad infantil- un círculo vicioso de otros daños, como la debilidad del sistema inmunológico, una edad mental inferior a la real, la deserción escolar, el analfabetismo funcional, la falta de inserción en el mundo del trabajo, la formación precoz de parejas sin la necesidad de preparación; con la consecuencia de no salir de la espiral de la pobreza».
En este sentido, el prelado, en su mensaje, alienta a todas las parroquias y comunidades para que estén atentos a la desnutrición y desatención médica de los niños, y los anima a encontrar en la educación una solución para el problema de la desatención infantil. «Educación entendida como trato amoroso y respetuoso, de persona a persona, de corazón a corazón. El que educa a los padres, especialmente a la madre, educa a la familia. Creemos que nuestras comunidades pueden responder a este desafío (…) para capacitar personas al servicio de las necesidades básicas de la familia y acompañar a los que precisan ayuda», agrega Mons. Stöckler.
Finalmente, el prelado motiva para que las comunidades se organicen y participen «como protagonistas de la transformación de nuestra sociedad», teniendo en cuenta a los más pequeños, puesto que, como añade Mons. Stöckler, «Jesucristo se identifica con los niños. Quien recibe a un niño en mi nombre, me recibe a Mí, dijo, y los puso como ejemplo para poder entrar en el Reino de Dios».
Con información de la Conferencia Episcopal Argentina.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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