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Lima (Martes, 19-04-2011, Gaudium Press) La Plaza de Armas de Lima, una de las más lindas del continente, se vistió de gala para el solemne rosario de Domingo de Ramos, que fue presidido por el Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, arzobispo de Lima, y que dio inicio a la Semana Mayor en la capital peruana.
«El país no quiere violencias ni sobresaltos, quiere un progreso para todos, y una identidad en todos nuestros hermanos: pobres y ricos, hombres y mujeres, solteros y casados. Para todos nosotros el bienestar surgirá de una conciencia limpia, de un trabajo esforzado y no de ningún género de violencia», dijo el purpurado limeño en el rosario, a la vez que recordó en las intenciones a todos los peruanos: a los más alejados de la sierra, selva y la costa, y a los privados de su libertad, para que en esta Semana Santa encuentren consuelo en la persona de Jesucristo.
«Hoy en este Domingo de Ramos, que hemos rezado el Rosario, hemos elevado esa oración a la Virgen María para que en todos los rincones del Perú no olvidemos a esos hermanos en los lugares más alejados de la sierra, selva, costa, enfermos, niños o que están en estos momentos privados de su libertad en la cárcel», expresó el Cardenal.
A los miles de fieles congregados en la Plaza de Armas, muchos vistiendo los trajes propios de sus cofradías y congregaciones, el Cardenal Cipriani agradeció la presencia: «Agradezco a las hermandades que hoy han puesto delante de la Catedral estas imágenes que reflejan la tradición católica de este pueblo. Debemos levantar a Dios el alma para dar gracias por haber sembrado en nuestro país con la ayuda de tantos misioneros y religiosos esa semilla de fe católica», dijo.
«Está en nuestras manos que esta cultura de la nación peruana tenga la huella de sus santos, de la Virgen María, de Santa Rosa de Lima, de San Martín de Porres, de Santo Toribio de Mogrovejo y de tantos santos y santas de esos monasterios de clausura que en el silencio de la contemplación con sus oraciones han hecho del país una patria grande», afirmó.
El purpurado convocó también a los presentes a la reflexión, a hacer un balance sobre el comportamiento propio, los deberes familiares, e hizo un llamado a afirmar la conversión personal en el sacramento de la confesión.
Asimismo, y ante la inminencia de la beatificación de Juan Pablo II el próximo 1º de mayo, el Cardenal Cipriani pidió que el Perú recordarse el ejemplo y palabras del Papa polaco, manifiestos en las dos visitas que realizó al país andino, en 1985 y 1988.
«Recordemos la oración del Santo Padre Juan Pablo II para que el Perú sea una nación más fraterna, justa y solidaria. Con estos sentimientos los invito a iniciar la Semana Santa en todos los rincones, volviendo la mirada a Jesús», expresó.
Con información de la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Lima.
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