jueves, 18 de abril de 2024
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"Ha sido un día de gozo y esperanza", dijo monseñor Ricardo Ezzati, con motivo de la beatificación de Juan Pablo II, en Chile

Santiago, (Martes, 03-05-2011, Gaudium Press) Este domingo 1 de Mayo la Iglesia de Santiago celebró con una Misa de Acción de Gracias la beatificación de Juan Pablo II, celebración que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, en Roma, y que fue encabezada por Su Santidad Benedicto XVI.

beato1.jpgLa Misa en Santiago fue celebrada por monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago y concelebrada por el Arzobispo electo de Concepción, monseñor Fernando Chomali; los Obispos Auxiliares de Santiago, monseñor Andrés Arteaga y monseñor Cristián Contreras Villarroel; además de vicarios episcopales y numerosos sacerdotes.

Ante la catedral repleta de fieles fervorosos por el nuevo beato, monseñor Ezzati expresó con alegría que «ha sido un día de gozo y esperanza». Junto con ello los fieles entonaron el inolvidable himno que recibió a Juan Pablo II en su visita a Chile en 1987: «Mensajero de la Vida, Peregrino de la Paz».

Entre los asistentes se encontraban el Ministro Secretario General de la Presidencia, Cristián Larroulet; el Embajador de Polonia en Chile, parlamentarios, entre otras autoridades. Llamó especialmente la atención la numerosa presencia de la comunidad polaca y las delegaciones de parroquias y capillas quienes participaron con entusiasmo durante toda la ceremonia.

La fe en Jesucristo resucitado

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Mons. Ezzati

En su homilía, monseñor Ezzati reflexionó sobre las lecturas del domingo a la luz de la vida de Juan Pablo II: «A lo largo de su ministerio nos invitó constantemente a vivir la fe, a no tener miedo a abrir de par en par las puertas a Nuestro Señor Jesucristo (…) Juan Pablo II nos llamó a abrir de par en par las puertas a Jesucristo porque Él y solamente Él es el redentor del mundo, es la esperanza que no engaña, el fututo de la humanidad. El Papa a través de su ministerio nos ha enseñado a acercarnos a Jesucristo resucitado, a tener fe, a ser hombres y mujeres que no tienen miedo de remar mar a dentro, de enfrentar el mar borrascoso de este tiempo», señaló.

En este sentido, enfatizó en la necesidad de practicar la solidaridad con nuestro prójimo, especialmente con los más pobres, de quien Juan Pablo II fue parte y compartió con ellos desde muy joven. «Juan Pablo II vivió lo que muchos jóvenes viven actualmente, fue estudiante y trabajador. Se ganó el pan de cada día con el sudor de su frente (…) Y aquí en Chile el Papa también levantó su voz para defender a los pobres y a los trabajadores. Sus palabras mundialmente conocidas, como ´los pobres no pueden esperar más´ y en su mensaje al mundo del trabajo, en Concepción, constituyen también una carta magna en el campo de la justicia social y del trabajo», dijo.

Y agregó: «Quisiéramos agradecer esta tarde este mensaje de solidaridad, de ser una comunidad unida, una comunidad que vela por el hermano, una comunidad que vela por cada ser humano».

Al término de su homilía, el prelado exhortó a los fieles a mantener la alegría y perseverancia incluso desde nuestra fragilidad, como lo testimonió el beato Juan Pablo II durante toda su vida, pues no somos nosotros sino Cristo quien obra a través nuestro.

beato5.jpg«El Papa Juan Pablo II nos ha invitado remar mar adentro y nos ha dejado como tarea una nueva evangelización, sabiendo que no es fácil en el mundo de hoy anunciar a Cristo resucitado y anunciarlo incluso a partir de nuestra fragilidad. Nuestra Iglesia, queridos hermanos y hermanas, también está llamada a anunciar el Evangelio del Señor con la frente en alto, con la fuerza del espíritu, con aquella capacidad de ser testigo del Señor que no viene de nuestra debilidad sino que viene del hecho de que Jesucristo es el Señor que ha vencido la muerte y el pecado», finalizó su intervención.

Un día de gozo y alegría

Tras la bendición final, todos los fieles presentes entonaron el himno «Mensajero de la Vida», mientras tanto, los fieles sacaron sus pañuelos y diversas imágenes del nuevo beato para expresar su fe y alegría, sellando la celebración con un fervoroso aplauso en agradecimiento.

Gaudium Press / Igor Roco

 

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