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Asunción (Viernes, 20-05-2011, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) emitió el pasado sábado 14, un mensaje a todos los fieles paraguayos respecto al bicentenario de Independencia del país. Titulado «Una Nueva Evangelización para un Nuevo Paraguay», el texto afirma que el bicentenario nacional debe «marcar el rumbo para nuevos tiempos» que serán vividos por el país «de frente al futuro»; tarea esta que es «un deber de todo ciudadano, de las familias, las instituciones públicas y también de la Iglesia».
La carta pastoral se inicia con una referencia a los símbolos patrios. Según los prelados, el pueblo paraguayo precisa concentrarse en los valores impresos en el escudo y en el Himno Nacional del país: libertad, paz, justicia, unión e igualdad. Según la CEP, estos son también valores evangélicos, que, asumidos, vividos y practicados, «pueden transformar la sociedad en una comunidad fraterna donde se vive la cultura de la solidaridad, como una gran familia, donde todos tengan lo necesario para vivir con dignidad (…)».
En este sentido, agrega la CEP en su texto, se hace necesaria la participación de todos, pues «no se puede construir la República, la Nación y la Patria sin ciudadanos integrales». Ciudadanos, dicen los prelados paraguayos, que deben interpretar el sentido de autoridad pública, de ciudadanía y de democracia bajo la luz del Evangelio. Solo así se puede generar «lo que llamamos de Nuevo Paraguay».
Para que este nuevo país se torne realidad, afirman los prelados en el mensaje, es que la CEP propuso un proyecto basado sobre todo en la dignificación de la persona humana y del bien común. Proyecto que prevé también la superación de algunos obstáculos como la impunidad y corrupción «que invadieron nuestro país». Con todo, conforme la CEP, para que esta nueva actitud se torne efectiva, los actores sociales y políticos, en especial los católicos, deben convergir en una mayoría significativa.
Concluyendo su texto, los prelados afirman creer que la evangelización debe formar un «nuevo hombre paraguayo», «que ama profundamente a Dios, a su patria, a la Iglesia y a los hermanos y hermanas más necesitados del amor de Dios».
Según la CEP, como nación unida en la justicia, la igualdad y la paz, se debe proyectar una visión de esperanza para que la patria se convierta en «nación santa y consagrada de Dios».
Por último, los obispos exhortan a todos a caminar «hacia el cumplimiento del designio de Dios, con firmeza y confianza, porque sabemos que el Señor nos bendice y que María Santísima nos acompaña como Madre bondadosa y fiel».
Con informaciones de la CEP.
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