Cardenal Cipriani habla contra la tentativa de imposición del ‘pensamiento único’

Lima (Viernes, 03-06-2011, Gaudium Press) En artículo publicado ayer en el diario El Comercio, el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, abordó diversos asuntos de actualidad como la reconciliación, la tolerancia, la libertad y el deseo de imposición del ‘pensamiento único’, aplicados al contexto local. La nota del purpurado lleva como título «La Reconciliación Cristiana».

Tras señalar que «la reconciliación es un concepto relacionado con la acción que Jesucristo vino a cumplir en la Tierra» y que ella «es incompatible con la frivolidad política y la hipocresía social que se aprovecha del término y lo vacía de su contenido», el Primado del Perú pasa a analizar la tentativa de imposición de «un pensamiento único, propiedad de un grupo que ideológicamente se siente dueño de lo que ellos llaman tolerancia y que consiste en adherir su opinión. ¡Pobre del que no esté de acuerdo con ellos!».

Cardenal Juan Luis Cipriani – Foto: EWTN

«Algunos intelectuales y académicos han abandonado las normas morales naturales. Propugnan el pensamiento único y creen saberlo todo: para ellos no existe el diálogo ni el respeto de otras opiniones y descalifican e insultan bajo premisas políticamente correctas establecidas por ellos. La disyuntiva es dogmática: o estás de acuerdo con ellos o te atacan con ideas parcialmente verdaderas y parcialmente falsas. En resumen, con una gran mentira», expresó el Cardenal.

La tentativa de imposición del ‘pensamiento único’ -que es la coacción de opiniones totalitarias que no respeta a la verdad en sí misma- motiva al Cardenal Cipriani a citar las palabras de Benedicto XVI, el 18 de abril del 2005, cuando el Pontífice afirmaba que «si al hombre se le excluye de la verdad, entonces lo único que puede dominar sobre él es lo accidental, lo arbitrario. Por eso no es fundamentalismo, sino un deber de la humanidad el proteger al hombre contra la dictadura de lo accidental que ha llegado a hacerse absoluto».

Para el purpurado, y de forma relacionada con el ‘pensamiento único’, ciertas «revoluciones siempre hablan de un futuro maravilloso, pero llegado el revolucionario al poder, se acaba la libertad y el revolucionario quiere programarnos el futuro. Aparece la violencia, primero la de la mentira que hace la caricatura de la futura víctima, y luego se desencadena la física y coactiva, la callejera, la de las piedras, marchas e incendios». En ese sentido «ahora hay quienes quieren explicar que está prohibido opinar de un determinado modo y que hay que alinearse al pensamiento único. Si no es así, se dice arbitrariamente que no hay libertad».

En ese contexto, el Cardenal Cipriani hace un llamado a la tolerancia como virtud civil y a la defensa del conjunto de valores que debe alimentar una democracia, pues, repitiendo al Beato Juan Pablo II, «una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto como demuestra la historia».

«Frente al pensamiento único, que oigo constantemente estos días, tengo el deber de recordar la doctrina social de la Iglesia Católica a mi pueblo, porque debemos reconducirnos por caminos de reconciliación y no de engaño, con la gracia de Dios y la libre respuesta de los hombres en los asuntos temporales. Si esto no se entiende, se nos viene un futuro desalentador y poco democrático», concluye el Cardenal.