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Diócesis de Joinville, en Brasil, conmemora de forma apoteósica la Solemnidad del Corpus Christi

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Foto: Eduardo Dutka

Joinville (Viernes, 24-06-2011, Gaudium Press) Desde las 6:00 horas locales de ayer la plaza Nereu Ramos en Joinville, la «Ciudad de los Príncipes» de Brasil, veía como llegaban las personas que realizarían los famosos ‘tapetes’ para la procesión y demás festividades de la Solemnidad del Corpus Christi. «La tradición de engalanar las calles con tapetes ornamentados -como explicó el propio obispo de Joinville, Mons. Irineu Roque Scherer- se originó en Ouro Preto, [estado de] Minas Gerais, y la práctica fue adoptada en diversas diócesis del territorio nacional».

La principal celebración eucarística de la jornada, en la más populosa ciudad del estado brasileño de Santa Catarina tuvo lugar, en la propia plaza Nereu Ramos, a las 15:00, presidida por Mons. Roque Scherer. La importante homilía que allí el prelado pronunció, y que fue seguida con suma atención por los presentes, inició haciendo un recorrido histórico sobre el origen de la Solemnidad.

Algo de historia

Dado un ambiente de poca creencia en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, existente en el S. XIII, «fue necesario salir por las calles de las ciudades, en el público y gritar bien alto y en buen tono: ‘Jesús está vivo, en medio de nos’ «, explicó el obispo.

En esos tiempos «una joven huérfana llamada Juliana, nacida en Bélgica, era monja agustina de la Abadía de MontCornillon». La religiosa -posteriormente canonizada- apasionada por la Eucaristía, una noche «tuvo una visión en la cual la Iglesia era figurada por una luna llena con una mancha negra, que representaba la ausencia de una fiesta para celebrar el Sacramento de los Sacramentos: la Eucaristía», narró Mons. Scherer. Conmocionada ella misma por la visión, quiso comunicarla al obispo de su diócesis y a doctores eclesiásticos con los cuáles tenía contacto. Uno de ellos sería el famoso Papa Urbano IV.

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Mons. Irineu Roque Scherer

Obispo de Joinville

Siendo Pontífice, Urbano IV le propuso al ya entonces célebre Fray Tomás de Aquino que aceptara ser cardenal de la Iglesia. Entretanto, la osada respuesta del futuro Santo sorprendió al Papa. » ‘No Santo Padre. En realidad, yo deseo algo mayor’. El Papa sorprendido dijo: ‘¿Usted quiere ser Papa?’. Entonces Santo Tomás manifestó su deseo: ‘Lo que yo quiero es que la fiesta de Corpus Christi se extienda a toda la Iglesia’. El Papa, antes de responder, quedó un poco meditativo, y después dijo: ‘Pedís mucho, Tomás, pero lo haré si me prometes encargaros de la composición de la liturgia de la fiesta’. ¡Y así fue! (…) Los bellísimos textos que la liturgia de la Iglesia tiene para esa solemnidad, tanto en la misa como en la Liturgia de las Horas, fueron escritos por ese gran Santo», relató el obispo de Joinville.

«La fiesta de Corpus Christi comenzó a celebrarse en toda la Iglesia Católica por medio de la Bula Transiturus, de Urbano IV, del día 8 de septiembre de 1264, para ser celebrada en el Jueves después de la Fiesta de la Santísima Trinidad, que ocurre en el domingo siguiente a Pentecostés».

Según explicó Mons. Scherer en la homilía, la Solemnidad del Corpus Christi -que debe ser ocasión también para «realizar con alegría y coraje la evangelización en nuestras ciudades actuales»- permite «contemplar a Cristo», y «reconocerlo donde quiera que se manifieste, con sus diversas presencias, pero sobretodo, en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. La Iglesia vive de Jesús eucarístico, por Él es nutrida, por él es iluminada. La Eucaristía es misterio de fe y, al mismo ‘tiempo, ‘misterio de luz’ «.

La triple relación del cristiano con la Eucaristía

El cristiano tiene «una triple relación con la Eucaristía», explicó el obispo. «Primeramente con Jesucristo. En el Evangelio de hoy (Jn 6-51-58), Él mismo nos dice: ‘Yo soy el Pan vivo bajado del cielo’ «. «En segundo lugar, nuestro relacionamiento comunitario expreso en la Segunda Lectura (1Cor 10, 16-17). (…) Ya que todos nosotros comemos del mismo pan, que es Cristo, bebemos de la misma sangre, del mismo cáliz con la sangre de Cristo, entonces, nosotros tenemos por vocación ser un solo cuerpo, una sola familia». «La tercera dimensión es la social». Recordando que la Eucaristía fue prefigurada en el Antiguo Testamento por el maná, ofrecido por Dios al pueblo judío tras la salida de Egipto, el obispo de Joinville afirmó que el pueblo «que había salido de un régimen de esclavitud», «estaba en camino hacia la tierra de la libertad, para ser dueño de su vida, de su destino».

IMG_2097.jpgMons. Scherer dijo también que todas las festividades del Corpus Christi deben ser motivo para realizar un examen de vida: «En la intimidad del diálogo personal con Jesús, con sinceridad, le preguntamos, ¿estáis contento con mi modo habitual de comportamiento? (…) Esta fiesta del Corpus Christi no puede reducirse a acompañar al Señor en su paso por las calles de la ciudad. (…) El llamado de todos, sin excepción, a la plenitud de la vida cristiana, es decir, a la santidad, nos es propuesto como verdad evidente».

La procesión

Con los pensamientos de la significativa homilía del obispo, y tras la celebración de la misa, los presentes se dispusieron a la solemne y vistosa procesión del Corpus Christi: «Como prolongamiento de la Santa Misa, acompañaremos hoy al Señor que recorrerá las calles de esta ciudad, esparciendo bendiciones. Su trono será la custodia, el ostensorio. En las calles, en su homenaje, tapetes de flores. Vamos vestidos de fiesta para cantar el Amor de los amores: todo nos parece poco para honrar al Señor y para que el ambiente refleje la alegría que nos emociona», había dicho el prelado en la homilía-catequesis.

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Mons. Irineu Roque Scherer porta el Santísimo en la Procesión

La procesión que tras la eucaristía se desarrolló fue bastante nutrida. Cerca de 10.000 fieles de ella participaron, destacándose la manifestación activa de las órdenes religiosas que hacen presencia en la ciudad y las diversas pastorales diocesanas.

Y como cada año, los tapetes florales tradicionales de Brasil, fueron la estrada recorrida por el Rey de Reyes en su paso bendecidor por las calles de la ‘Ciudad de los Príncipes’.

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