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China afirma que desea mejora de relaciones con el Vaticano

Ciudad del Vaticano (Martes, 26-07-2011, Gaudium Press) Un portavoz del Departamento de Asuntos Religiosos de Pekín habría dicho hoy que su gobierno desea mejorar sus relaciones con el Vaticano, seriamente sacudidas después de una ola de ordenaciones episcopales llevada a cabo por la Iglesia Patriótica, ligada al gobierno, sin el aval del Papa. China y la Santa Sede no poseen relaciones diplomáticas formales desde 1951.

La afirmación del portavoz habría sido realizada a una agencia de noticias local, afirma Ansa. De acuerdo con estos órganos, el representante del gobierno chino indicó que su país solicitó al Vaticano que reconsiderase la excomunión automática aplicada a dos religiosos ordenados en las últimas semanas sin reconocimiento pontificio, Paolo Lei Shiyin y Giuseppe Huang Bingzhang.

Según habría afirmado este portavoz a la agencia, la excomunión es un gesto «extremamente irracional» que «hiere gravemente» a la Iglesia Católica China.

El Vaticano no se manifestó sobre las declaraciones del portavoz.

La relación entre la Santa Sede y China comenzó a deteriorarse a fines de 2010, con el nombramiento de Giuseppe Jincai como obispo católico – hoy él es también portavoz de la Iglesia Patriótica. En junio y julio de este año, otros dos sacerdotes más recibieron su ordenación episcopal sin autorización del Vaticano: respectivamente, el padre Paul Lei Shiyin, que fue nombrado obispo de Leshan, y el sacerdote Giuseppe Huang Bingzhang, que asumió la diócesis de Shantou.

Además, fuentes chinas denunciaron que diversos sacerdotes chinos ligados a la autoridad del Vaticano fueron forzados a participar de ceremonias de ordenación sin consentimiento del Papa.

Después de la ordenación de Bingzhang, el día 14 de julio, el Padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, resaltó que el hecho era un acontecimiento «que viene seguido y es visto con dolor y preocupación».

La Santa Sé también ya se había manifestado, de forma más vehemente, el día 4 de este mes, cuando fue la ordenación del obispo Shiyin ocurrida a fines de junio. En la ocasión, la Iglesia manifestó el dolor y la amargura del Papa en una Declaración en la cual recordaba que un obispo ordenado «sin mandato pontificio y por tanto ilegítimamente, está privado de la autoridad de gobernar la comunidad católica diocesana» y que «la Santa Sede no lo reconoce» como obispo de la diócesis confiada a su responsabilidad.

La Declaración de la Santa Sede también recordaba las graves sanciones canónicas susceptibles al prelado ordenado ilegítimamente y los obispos consagrantes -como la excomunión «latae setentiae»- y afirmaba que «una ordenación episcopal sin mandato pontificio se opone directamente al papel espiritual del Sumo Pontífice y dañada la unidad de la Iglesia».

Se trata de un acto que «produce laceraciones y tensiones en la comunidad católica en China», a la par que «la sobrevivencia y el desarrollo de la Iglesia pueden ocurrir solamente en la unión con aquel al cual, en primer lugar, está confiada a la propia Iglesia, y no sin su consenso», es decir, el Papa.

«Si se quiere que la Iglesia en China sea católica – afirma aquella Declaración – se deben respetar la doctrina y la disciplina de la Iglesia».

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