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"No tengamos miedo de estar presentes en el mundo de hoy", fue el llamado del Arzobispo de Santiago de Chile durante la Solemnidad de la Asunción de la Virgen

Santiago (Miércoles, 17-08-2011, Gaudium Press) Durante la mañana del lunes pasado, día en que la Iglesia Universal celebró la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, más de 400 religiosos y religiosas de la Arquidiócesis de Santiago se reunieron en la Iglesia de San Francisco de la Alameda para participar del Día de la Vida Consagrada, festividad que tradicionalmente se realiza en Chile cada 15 de agosto.

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Mons. Ezzati dijo que no hay que tener «miedo de las dificultades y del dragón que pareciera que quiere comer al Hijo nacido de la Mujer»

La Santa Misa fue presidida por el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, y concelebrada por el presidente de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Chile (Conferre), padre Sergio Pérez de Arce y por el Vicario para la Familia, padre Marek Burzawua.

En su homilía, el Pastor de Santiago señaló que la vida religiosa está llamada a ser signo de la salvación en los tiempos presentes y futuros. «Este signo de salvación está llamado a estar presente en la vida y la cultura de hoy como una levadura que tiene todo el poder de transformar la masa; como una pequeña semilla, que está llamada a ser un árbol grande; como una luz que ilumina a todos los que están alrededor nuestro», dijo.

Y agregó: «Nuestra vida y nuestra misión es una misión de esperanza metida en un mundo que tiene muchas fragilidades y muchos desafíos, pero es una esperanza y un anuncio que tiene la fuerza que viene de Cristo Resucitado, que viene del Evangelio, que va penetrando la vida y la cultura de los hombres hasta transformarlo en Reino de Dios».

En estos tiempos -continuó monseñor Ezzati- la vida religiosa se erige al igual que la Santísima Virgen como un «signo del amor de Dios» destinado a la salvación de los hombres por vía de la práctica perseverante de la obediencia, castidad y pobreza; y por el anuncio del Evangelio a todos los hombres y mujeres del mundo.

«No tengamos miedo de estar presentes en el mundo de hoy, no tengamos miedo de las dificultades y del dragón que pareciera que quiere comer al Hijo nacido de la Mujer. La victoria será ciertamente de Jesucristo y de todos aquellos que con un corazón sincero lo queremos seguir y lo queremos anunciar», manifestó el obispo.

Al término de la homilía, los religiosos y religiosas renovaron ante el arzobispo sus votos de consagrados y presentaron al altar un ramo hecho con distintos tipos de flores como signo de la variedad de carismas presentes en la vida religiosa. En la ocasión la Conferre distinguió a ocho religiosos por su ejemplo de vida consagrada. Al término de la eucaristía, religiosos y religiosas compartieron un fraternal desayuno en las dependencias aledañas al templo.

 

 

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