martes, 07 de mayo de 2024
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Monseñor Gilson Andrade es ordenado obispo en Petrópolis, Brasil

Petrópolis (Martes, 27-09-2011, Gaudium Press) «In verbo tuo laxabo retes» -Por causa de Tu Palabra lanzaré las redes (Lc 5,5)-. Este es el lema episcopal de Mons. Gilson Andrade da Silva, ordenado obispo durante ceremonia en la Catedral San Pedro de Alcántara, en Petrópolis, Río de Janeiro (RJ), el pasado sábado. «La respuesta de San Pedro es el lema de Monseñor Gilson. Los cálculos humanos dicen lo contrario, pero es razonable abandonarse a tu Palabra», explicó Mons. Fillipo Santoro, obispo de Petrópolis que presidió la celebración eucarística.

También participaron de la ordenación el Arzobispo de Niterói (RJ), Mons. Alano Maria Pena; el Arzobispo de Salvador y Primado del Brasil, Mons. Murilo Krieger, el Arzobispo emérito de Salvador, Mons. Geraldo Majella Agnelo y el Arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani João Tempesta.

Al discursar, Mons. Gilson agradeció a todos los que participaron, de forma directa o indirecta, de su formación, resaltando la importancia de su familia y los amigos sacerdotes que le ayudaron a lo largo de su ministerio sacerdotal. Al rendir agradecimientos a Mons. Fillipo, el nuevo obispo recordó los innumerables trabajos que le fueron confiados por el obispo de Petrópolis y afirmó que «Mons. Fillipo es un verdadero pastor de esta iglesia y que mucho incentiva a los sacerdotes».

El obispo de Petrópolis, en su homilía, recordó el ministerio episcopal y los símbolos que con él se relacionan. «Que su ministerio sea la manifestación de este amor y reciba la gracia de muchos frutos de santidad, en el anuncio de la Palabra, en la celebración de los sacramentos, incluso en la ordenación de sacerdotes y la cura pastoral del pueblo de Dios». Mons. Fillipo dijo también que Monseñor Gilson «se destacó como formador de padres en nuestra Diócesis, de forma seria y muy rigurosa, pero, sobre todo con gran amor y siempre en comunión con su Obispo».

La posesión de Mons. Gilson de Andrade Silva en la Arquidiócesis de San Salvador como obispo auxiliar, ocurrirá el 10 de octubre. Entretanto, el domingo, día 25, Mons. Gilson presidió la misa de las 9:00 horas, en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario y en este mismo día, celebró, a las 18:30 horas, en la Iglesia Nuestra Señora del Amor Divino, en Correas. Mañana, 28 de septiembre, a las 19:30 horas, celebra en la Iglesia Santana y San Joaquín, Matriz de Cascatinha.

A continuación la homilia de Mons. Filippo:

Eminencia Mons. Geraldo Magela Agnelo, Arzobispo emérito de San Salvador,
Mons. Alano Maria Pena, Arzobispo de Niterói y nuestro Metropolita,
Mons. Murilo Sebastião Ramos Kriger, Arzobispo de San Salvador de Bahía y Primado del Brasil,
Mons. Orani João Tempesta, Arzobispo de San Sebastián de Río de Janeiro, y presidente de la Regional Este 1 de la CNBB,
Excelentísimos Señores Obispos, del Este 1, y de varias diócesis de Brasil.

Junto con los Obispos, y antes que ellos, quiero saludar al Santo Padre Benedicto XVI, que en estos días está haciendo un viaje apostólico a Alemania. La prensa no relata, pero son conmovedoras las celebraciones de masa con un gran número de fieles en Berlín y Erfurt. Recomiendo entre los varios discursos aquel que Benedicto XVI pronunció delante del Congreso alemán. Es un primor de cultura enraizada en la fe que indica a los pueblos los caminos de la democracia y la verdadera libertad. Espero que los medios de comunicación católicos presenten bien la noticia. Así aprovecho para agradecer la Canción Nueva que transmite en vivo toda la misa y la Red Vida que hará amplios reportajes; la Pastoral de comunicación de Río de Janeiro y Petrópolis.

Saludo a su Excelencia Sr. Prefecto de Petrópolis, Paulo Mustrangi,
Diputados federales y estatales, concejales y secretarios del Municipio de Petrópolis, representante del Sr. Gobernador del Estado de Río de Janeiro.

Saludo al Revmo. Mons. Paulo Daher por medio del cual envío un saludo a todos los Padres de la Diócesis de Petrópolis.
Saludo a los Sacerdotes representantes de la Arquidiócesis de San Salvador de Bahía;

Saludo a Mons. Giorgio Facchin, por medio del cual envío un saludo a todos los padres venidos de Brasil y del exterior,
Religiosos, Religiosas, seminaristas y fieles laicos aquí presentes en esta Catedral de San Pedro de Alcántara, totalmente llena.
Queridísimo Mons. Gilson.

Hoy Petrópolis vive un momento histórico. Por primera vez un sacerdote de nuestra Diócesis es ordenado Obispo en esta catedral. Nos alegramos todos y alabamos al Señor.

Cómo deben estar alegres los Obispos que me antecedieron comenzando por Mons. Manoel Pedro da Cunha Cintra, Mons. José Fernandes Veloso y Mons. José Carlos de Lima Vaz. Cómo estamos felices, yo y el hijo de esta Diócesis Mons. Paulo Francisco Machado.

Mons. Gilson es querido por todos como Rector del Seminario Nuestra Señora del Amor Divino, como animador de la Pastoral de la Juventud y la Pastoral Vocacional, como Presidente de la Mantenedora de la UCP, Facultades católicas Petropolitanas y como mi precioso colaborador en primera línea del Plan Pastoral Diocesano y la Misión Popular. Todos nosotros aquí estamos muy contentos por aquello que hoy el Espíritu realizará en su vida. La alegría es visible en los rostros de todos.

Este momento es solemne, uno de los puntos más altos de la Liturgia de la Iglesia, pero, al mismo tiempo, es un momento simple. Es solemne porque a través de la consagración de los Obispos se da continuidad a la Sucesión Apostólica, y se da la plenitud del sacramento de la orden; simple porque continúa la misma familiaridad con la cual Jesús llamó a los primeros doce a ser sus amigos: «Y constituyó doce, para que estuviesen con él, para que os enviase a anunciar la Buena Nueva, con el poder de expulsar a los demonios» (Mc 3, 14-15). Nosotros también hoy somos atraídos por la belleza, la humanidad, el rostro de Cristo, su Palabra, su amor.

Como escuchamos en el Evangelio de Juan, Jesús te repite ¿»Tú me amas»? Fuera de la lógica del amor no se entienda nada de aquello que estamos celebrando. La vida del cristiano y del Obispo se encierra en este diálogo.

Se trata del «amoris oficium», del Obispo, servicio de amor. Como Pedro sentimos nuestra indignidad, pero el Señor nos pregunta una sola cosa: ¿»Tú me amas»?

Esta ordenación Episcopal es un acto de amor en primer lugar de Cristo. Es Cristo que ama a Mons. Gilson, lo constituye apóstol de su Iglesia. Es un acto de amor para la Iglesia de Petrópolis, porque escoge a uno de sus hijos para la plenitud del sacerdocio. Es un acto de amor para la Iglesia de Salvador, donde Mons. Gilson desarrollará las primicias de su ministerio episcopal. Desconcertados delante de tanto amor nosotros también respondemos «Señor, Tú sabes que yo te amo». Y nosotros, Mons. Gilson, estamos contigo en este gran momento.

Es siempre Cristo que ama primero y a este amor se responde con el lema de Mons. Gilson «In verbo tuo laxabo retes». Por causa de Tu Palabra lanzaré las redes (Lc 5, 5). La respuesta de San Pedro es el lema de Mons. Gilson. Los cálculos humanos dicen lo contrario, pero es razonable abandonarse a tu Palabra. Es la respuesta de la fe, de la entrega llena de confianza; del amor que se abandona. Y a esta confianza sigue la pesca milagrosa. ¡Cuántas veces experimentamos el milagro en nuestra vida cuando nos abandonamos al plan del Señor! Que su ministerio, Mons. Gilson, sea la manifestación de este amor y reciba la gracia de muchos frutos de santidad, en el anuncio de la Palabra, la celebración de los sacramentos, inclusive en la ordenación de los padres y la cura pastoral del pueblo de Dios. Usted se destacó como formador de padres de nuestra Diócesis, de forma seria y muy rigurosa, pero, sobre todo con gran amor y siempre en comunión con su Obispo.

Entre tantos símbolos y momentos de esta Liturgia quería que admirásemos el punto central que es el Espíritu Santo, que aquí, es llamado «Spiritus Pricipalis», Espíritu Soberano.

Después de la letanía de los santos, en un profundo silencio, los Obispos ordenantes imponen las manos sobre el elegido, continuando cuánto hacían los Apóstoles. Sigue la Oración de Ordenación, que es una perla preciosa en toda la liturgia que, en el punto central, dice:

«Enviad sobre este elegido la fuerza que de vosotros procede, el Espíritu Soberano, que disteis a vuestro amado Hijo, Jesucristo, y él transmitió a los santos Apóstoles, que fundaron la Iglesia por todas partes, como vuestro templo, para gloria y perenne alabanza de vuestro nombre».

En seguida la acción del Espíritu se manifiesta por medio de una abundante unción de la cabeza del elegido con el Santo Crisma. El Obispo es cabeza de la Iglesia; por eso mientras a los fieles es ungida la frente, a los sacerdotes las manos, a los obispos se unge profusamente la cabeza, indicando la acción del Espíritu en la conducción de la Iglesia, por medio de sus Pastores. Después, siempre en clima de intenso silencio, es hecha la Entrega de los Evangelios. Tarea del Obispo es mantener íntegro el Depósito de la Fe.

La centralidad del Espíritu en la ordenación de los Obispos muestra que esta acción supera infinitamente las fuerzas humanas y que sólo Dios con su poder cambia la vida de pobres criaturas tornándolos capaces de consagrar nuevos pescadores de hombres. Estamos mudos y admirados delante del poder de Dios que nos toca y nos transforma con la suavidad de su amor.

Las insignias episcopales, simbolizan el cambio profundo que ocurre en el elegido: el anillo, la mitra y el báculo pastoral.

En el escudo de Mons. Gilson, junto con la cruz de Cristo y el lema «por causa de tu Palabra», se destaca el azul de la referencia a la «Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia, Reina de los Universos, Guía de la Nueva Evangelización y Abogada nuestra». Nuestra Señora que él aprendió a venerar en el seminario y en nuestra Diócesis como Nuestra Señora del Amor Divino. A Ella entregamos todo su ministerio episcopal.

Mons. Murilo, dignísimo arzobispo de San Salvador de Bahía y primado del Brasil, después de la consagración, le ofrecemos uno de los mejores sacerdotes de la Diócesis de Petrópolis. Lo acoja y lo ame con el calor de Bahía.

Y usted, Mons. Gilson recuerde siempre y rece por su Diócesis, donde estudió, fue ordenado sacerdote, consagrado Obispo y que continuará siempre suya. ¡Así sea!

¡Amén!

 

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