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Buenos Aires (Viernes, 30-09-2011, Gaudium Press) Mañana sábado a las 12 horas, desde las avenidas Rivadavia y Gral. Paz de la capital argentina, parte la 37ª Peregrinación Juvenil al Santuario de Luján, en un recorrido de una extensión de cerca de 60 kilómetros que los peregrinos realizan a pie.
Durante todo el sábado habrán repetidas misas en el santuario. El día domingo se realizarán también eucaristías desde la 1 am hasta las 12:30 pm. La misa de las 7:00 horas será celebrada por el Cardenal Jorge Bergoglio y los obispos de la región de Buenos Aires, en el momento en que se calcula que la gran afluencia de peregrinos partidos desde Buenos Aires habrá llegado ya al santuario.
La imagen de la Virgen de Luján recibirá a los peregrinos a las puertas del templo en un hecho histórico, pues desde la visita del Beato Juan Pablo II al santuario en 1982, la estatua de Nuestra Señora no salía de la Basílica.
Las misas y confesiones serán realizadas en la Plaza Belgrano, frente a la Basílica Nacional de Nuestra Señora de Luján, para poder atender a la gran afluencia de fieles.
A mediados de la década de los 70’s un grupo de jóvenes guiados por un sacerdote tuvo la feliz idea de fortalecer los vínculos entre los jóvenes y la virgen con un acto. En octubre de 1975 se realizó la primera peregrinación a la que concurrieron 30.000 jóvenes, y que cada año se repite, convirtiendo la caminata en uno de los hechos de piedad popular con mayor destaque en el continente.
Aparecida y las peregrinaciones
En el subsidio que la Comisión de Piedad Popular de la Arquidiócesis de Buenos Aires ha ofrecido a los medios de comunicación sobre el evento, se reproduce en siguiente trecho del Documento emitido por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en Aparecida, Brasil, en 2007:
Destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer al Pueblo de Dios en camino. Allí, el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera.
La decisión de partir hacia el santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza, y la llegada es un encuentro de amor.
El amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio.
Un breve instante condensa una viva experiencia espiritual.
Allí, el peregrino vive la experiencia de un misterio que lo supera.
En los santuarios, muchos peregrinos toman decisiones que marcan sus vidas. Esas paredes contienen muchas historias de conversión, de perdón y de dones recibidos, que millones podrían contar.
Documento de Aparecida 2007, 259-260
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