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Río de Janeiro (Martes, 03-10-2011, Gaudium Press) Estimulado por el Mes de las Misiones, que es celebrado ahora en octubre, el Arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani João Tempesta, dedicó su primer artículo del mes a recordar los temas que la Iglesia propone a los fieles católicos en este período.
El prelado explica, inicialmente, que el mes de octubre, como mes temático, tiene dos vertientes: de un lado, las Misiones, «que marcan las reflexiones en nuestras comunidades» y del otro, el mes del Rosario, «de antigua tradición, invitándonos a una vida contemplativa».
Conforme Mons. Orani, entretanto, estos dos temas se completan, pues es necesaria «una densa vida espiritual y de oraciones para vivir testimoniando a Jesús Resucitado y anunciándolo a las personas de nuestro tiempo». Para el prelado, las personas son esencialmente misioneras, y, por eso, su artículo, específicamente, se centrará en el tema de la misión.
En primer lugar, Mons. Orani da una definición de lo que es ser misionero. «Ser misionero es antes que nada un gran compromiso que el cristiano adopta en pro de la realización del Reino de Dios, donde las criaturas por Él creadas deben proclamar y dar testimonio de la propia fe, llevando al conocimiento de todas las personas la Palabra de vida que cura, libera y salva. Ser misionero es, en primer lugar, el acto de asumir la fe por entero, en una dinámica viva de acogimiento a la propia vocación», afirma.
El arzobispo de Río de Janeiro explica también que para ser misionero o actuar en una misión, ser enviado a una tierra distante y trabajar en la evangelización, no es preciso ingresar a una orden religiosa y profesar votos. Conforme Mons. Orani existe, de hecho, este tipo de trabajo misionero de la vida de la Iglesia, pero, en primer momento, la misión está de modo nato presente en todos aquellos que fueron bautizados.
«[…] debemos actuar como verdaderos misioneros en el ambiente en que vivimos, comenzando por nuestra propia familia y comunidad donde ejercemos nuestro apostolado. Ser misionero forma parte de nuestro ser cristiano», enfatiza el prelado.
Mons. Orani aborda también en su artículo el tema escogido por el Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Misiones de este año: «Así como el Padre me envió, también Yo os envío a vosotros» (Jn 20,21). Según el prelado, esta elección demuestra cómo la preocupación misionera está en el corazón y la mente del Santo Padre. «Basta recordar el tema que él eligió para la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro: ‘Id y haced discípulos entre todas las naciones'», argumenta el Arzobispo.
En este contexto, Mons. Orani destaca la dificultad actual de la Iglesia de hacer discípulos a través de la misión. Conforme el prelado, no es simple estar presente en la sociedad donde una minoría preferiría que «se olvidase a Dios». «Al discernir las ‘señales de los tiempos’, sentimos cómo es necesario una ‘nueva evangelización’ y el coraje de proclamar en quien nosotros creemos, y cómo son importantes para la sociedad los valores proclamados por los misioneros», declara.
Concluyendo su artículo, Mons. Orani insta a los fieles a ser todos misioneros. «El Catecismo de la Iglesia Católica nos exhorta: «Tornados hijos de Dios por la regeneración bautismal, los bautizados son obligados a profesar delante de los hombres la fe que por la Iglesia recibieron de Dios y a participar de la actividad apostólica y misionera del pueblo de Dios».
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