viernes, 29 de marzo de 2024
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La santidad no es una conquista humana, sino en primer lugar un don de Dios, dijo Arzobispo de Santiago durante Solemnidad de Todos los Santos en Chile

Santiago (Jueves, 03-11-2011, Gaudium Press) El martes 1 de noviembre, día en que la Iglesia universal celebra la Solemnidad de Todos los Santos, el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, se trasladó hasta el Cementerio Católico de Recoleta para celebrar la Santa Misa en compañía de cientos de fieles que aprovecharon la jornada para visitar a sus difuntos.

Todos los Santos2.jpgEn su homilía, el prelado expresó que «la santidad no es una conquista humana. La santidad de todos los santos y nuestra propia santidad es, en primer lugar un don de Dios, que Dios regala a hombres y mujeres que somos limitados, que somos pecadores. Por eso que la santidad más que una actitud moral, una conquista moral, es abrir el corazón para que en nuestra fragilidad humana se injerte la vida divina del Hijo de Dios, que nos hace coherederos con Cristo de la filiación del Padre celestial».

Asimismo, agregó que «la santidad no se trata de cosas extraordinarias. Lo más extraordinario para vivir la santidad es vivir como hijos de Dios, incluso en nuestras limitaciones y en nuestro pecado. El pecado, sin duda alguna, es un obstáculo en la vida de santidad. Pero puede llegar a ser un estímulo para cambiar la forma de vivir y hacer de ella una vida de discípulos y misioneros de Jesús».

Modelos de santidad en nuestra vida diaria

Más adelante el Pastor de Santiago destacó que los ejemplos de santidad en toda la historia han sido numerosos, y que muchos que sin haber sido reconocidos santos oficialmente por la Iglesia han alcanzado este honor por su perseverante vida de fe.

«Seguramente muchos de ustedes han conocido santos en su vida, santos que han vivido la vida cotidiana en la fe, en el amor y en la esperanza de Jesucristo. Entre ellos hay muchos que han sido muy cercanos a nosotros y que están esperando en este u otro cementerio la resurrección», dijo.

En este espíritu, invitó a los presentes a dedicar la vida a construir un mundo en el que impere el amor, la fraternidad, la justicia y la solidaridad entre los hombres. «El llamado es hacer de nuestra vida una vida de hombres y mujeres que buscan la justicia, que buscamos la paz, la fraternidad, a construir la ciudad terrena a imagen de lo que será la ciudad celestial, donde seremos todos uno en Cristo el Señor», expresó.

Todos los Santos5.jpgFinalmente, refiriéndose al Día de Todos los Difuntos manifestó que en la visita a nuestros seres queridos que ya han fallecido, «ellos se vuelven una lección para nosotros, nos recuerdan que aquí no tenemos la ciudad permanente, que estamos de paso, que hacer de nuestra vida una vida fecunda de bien será la tarea más bella y más noble que tenemos que desarrollar a lo largo de los años que el Señor nos regala».

«Es aquí, en este tiempo, donde cada uno de nosotros se juega la oportunidad de una vida plena o, lastimosamente, una vida sin amor, sin esperanza y sin Dios», concluyó.

 

 

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