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En Los Ángeles, EE.UU., también el Arzobispo insta a prepararse para el Año de la Fe

Los Ángeles (Viernes, 04-11-2011, Gaudium Press) Mons. José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles, EE.UU., llevando adelante una iniciativa emprendida por prelados del mundo entero, ha invitado a los católicos a prepararse al próximo año de la Fe, (octubre 2012 – noviembre 2013) que inicia con la conmemoración del 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II.

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Para Mons. Gómez, «nuestra fe en Jesucristo es un hermoso tesoro y un don precioso»

«Siempre debemos recordar que nuestra fe es un regalo. Nosotros lo hemos recibido. Eso quiere decir que ninguno de nosotros llega a la fe por sí mismo. Ninguno de nosotros conoce el amor de Jesucristo por sus propios esfuerzos. Conocemos a Jesús y llegamos a ser hijos de Dios porque alguien lo conoció primero y nos habló de Él. Porque alguien creyó antes que nosotros», afirmó Mons. Gómez, en un artículo titulado «Reflexionando sobre el don de la fe».

«Nuestra fe en Jesucristo es un hermoso tesoro y un don precioso», expresó el prelado, que es el primero de origen latino a la cabeza de la Arquidiócesis de Los Ángeles, una de las mayores del mundo.

«La fe -expresa el Arzobispo- nunca comienza en nosotros; comienza en Dios y su amor por nosotros. La fe comienza con el llamado que Dios hace a cada uno para participar en su amor, para vivir en su amor».

«Tener fe consiste en ver nuestra vida y nuestro mundo con nuevos ojos. Tener fe significa reconocer a Jesucristo como la luz de nuestro mundo y la luz de nuestra vida», continuó Mons. Gómez, quien también recordó que la vivencia de la fe se proyecta en el testimonio de vida, y en el desarrollo de la misión. Todos estamos llamados a ser misioneros.

Para el Arzobispo, el año convocado por el Papa es una bella y propicia ocasión para crecer en el regalo de la fe, y «una hermosa oportunidad para nosotros -como individuos y como Iglesia- para dedicarnos a crecer en el conocimiento de nuestra fe y en nuestro deseo de compartirla con los demás».

«Tenemos un año para prepararnos para este Año de la Fe. Empecemos rezando y pensando sobre qué podemos hacer para que este tiempo de gracia traiga frutos tanto a nuestra vida personal como a la vida de nuestra Iglesia», dijo.

 

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