domingo, 19 de mayo de 2024
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"Dios no es inexistente o inútil", sino es "el amigo del hombre", recuerda el Papa en la llegada a Benín

Ciudad del Vaticano (Viernes, 18-11-2011, Gaudium Press) «La modernidad no debe ocasionar miedo, pero tampoco se puede construir sobre el olvido del pasado». La transición a la modernidad «debe ser guiada por criterios seguros, que se basan en virtudes reconocidas» que «están enraizadas en la dignidad de la persona, la grandeza de la familia y el respeto por la vida» y en la presencia de Dios en la sociedad, afirmó el Papa en su llegada al Aeropuerto Internacional «Card. Bernardin Gantin» de Cotonou. Benedicto XVI inicia su segundo viaje al África, un viaje pastoral gracias a la entrega de la exhortación apostólica post-sinodal «Africae munus» (Compromiso de África), y también por la conmemoración del 150° aniversario de evangelización en el país. El viaje tiene también un carácter personal, como dice el propio Pontífice, por la amistad con su predecesor en el cargo de decano en el Colegio Cardenalicio el Cardenal Bernardin Gantin, por los largos años de trabajo colaborativo con él en la Curia Romana.

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El Santo Padre responde a preguntas de periodistas, en el vuelo que lo conducía a Benín

A las 9:00 horas, horario de Roma, a bordo del avión A330 de la Alitalia, el Papa Benedicto XVI partió a su 22° viaje internacional guiado por las palabras del tema del segundo Sínodo para el África: «Reconciliación, Justicia y Paz». En la partida, antes de entrar al avión, saludó al nuevo primer ministro italiano, Prof. Mario Monti. El Papa llegó al aeropuerto internacional «Cardeal Bernardin Gantin» de Cotonou, Benín, quince minutos antes del horario previsto. En una atmósfera de alegría, entusiasmo y fiesta, el Pontífice fue recibido por el Presidente de la República, Yayi Boni y por el arzobispo de Cotonou, Mons. Antoine Ganyé. En recuerdo de su visita, el Papa dio de regalo un cuadro en mosaico «Vista de Castel Sant’Angelo» que reproduce una obra de Ippolito Caffi, pintor italiano del siglo XIX. Fue realizado por artistas del Estudio Mosaico Vaticano.

El delicado paso a la modernidad

Después de treinta y dos meses el Santo Padre vuelve a África por tres motivos. Escoge un país pequeño, pero significativo en la historia contemporánea del continente africano. «Benín es una tierra de antiguas y nobles tradiciones, con una historia prestigiosa», observó el Papa en su discurso en la ceremonia de bienvenida prestando también un homenaje a los jefes tradicionales y alentándolos a continuar el empeño en el «delicado pasaje» entre la tradición y la modernidad.

«La modernidad no debe ocasionar miedo -continuó el Pontífice- pero tampoco se puede construir sobre el olvido del pasado. Tiene que ser orientada con prudencia para el bien de todos, evitando ciertos obstáculos presentes en el continente africano». El pasaje a la modernidad precisa de «criterios seguros», aquellos de la dignidad de la persona humana en cada etapa de la vida y el valor de la familia. Caso contrario, se cae en la «sujeción incondicional a las leyes del mercado o de las finanzas, el nacionalismo o el tribalismo exacerbados y estériles que se pueden tornar letales, la politización extrema de las tensiones interreligiosas en detrimento del bien común, e incluso la erosión de los valores humanos, culturales, éticos y religiosos».

El Papa recordó también la dimensión espiritual del hombre y la amplia contribución de la Iglesia católica en Benín. «Dios confía en el hombre y quiere su bien. Es nuestro deber responderle con honestidad y justicia a la altura de su confianza». El Papa dio palabras de aliento al pequeño país, el cual dio una gran contribución religiosa gracias a la presencia del más antiguo seminario de toda el África occidental, el Seminario S. Gall a Ouidah que fue cuna de la primera evangelización que en el país cumple 150 años. Hoy la Iglesia Católica «con su presencia, su oración y sus diversas obras de misericordia, principalmente en el campo educativo y de la salud, desea ofrecer aquello que tiene de mejor». La propia misión es también pastoral porque está «próxima de aquel que se encuentra en necesidad, de aquel que busca a Dios. Quiere hacer comprender que Dios no es inexistente o inútil como se intenta hacer creer, sino que Él es el amigo del hombre».

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Mujeres con la figura del Pontífice estampada en sus trajes, esperan su arribo en el aeropuerto de Cotonou

Para el viaje de entrega de la exhortación apostólica (Africae munus), fruto de la segunda Asamblea Especial para el África del Sínodo de los Obispos (4 al 25 de octubre de 2009 – «La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz») fue escogido un país que celebra el 150° aniversario de evangelización y donde la Iglesia tuvo un papel importante en la formación de la identidad nacional. Los primeros misioneros llegaron a Benín, en la época Daomé, el día 16 de abril de 1861. Hoy el arzobispo de Cotonou, Mons. Antoine Ganyé, en la conclusión de este aniversario, comenta que la visita del Papa es «el mejor sello que la Providencia podía dar para cerrar estos eventos que confirman nuestra fe».

La logomarca escogida para el viaje representa el continente africano dibujado bajo la forma de paloma, símbolo de la paz – que mira hacia el oriente. En el fondo de color azul que simboliza a la Virgen María hay una cruz de color amarilla que se refiere al color de la bandera pontificia. Sobre los colores de la bandera beninés dispuestos en arco, están inscritas las tres palabras en francés: «Reconciliación, Justicia y Paz» que se refieren al tema del segundo Sínodo sobre el África.

Benín, después de la caída del régimen marxista en 1989, se volvió un modelo de las transformaciones políticas pacíficas para todo el Continente. El país tiene también una parte dolorosa de la propia historia que se refiere al mercado de esclavos. Ouidah, la ciudad que el Papa visitará mañana es un lugar simbólico de la humillación del pueblo beninés. La playa que tenía el nombre de «La Costa de los Esclavos» fue denominada también «la puerta del no retorno», donde en el 2000 los cristianos construyeron «la puerta del perdón».

 

 

 

 

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