Una sociedad construida sobre la pacífica convivencia y fraternidad no es utopía, afirmó el Papa en la despedida de Benín

Ciudad del Vaticano (Domingo, 20-11-2011, Gaudium Press) «ACe MAWU T]N NI K]N DO BENIN TO ] BI JI» (Dios bendiga Benín): en lengua fon el Santo Padre se despidió de Benín en su partida con destino a Roma agradeciendo «por estos días pasados con vosotros, en júbilo y cordialidad» y por el «calor y entusiasmo». Ejecución de los himnos, Guardia de honor y discursos del presidente Thomas Yayi Boni, y del Santo Padre. Un aliento más para seguir el camino de fraternidad e «íntima convicción de que el África es una tierra de esperanza» – así fue la ceremonia de despedida en el Aeropuerto Internacional «Cardenal Bernardin Gantin». Después de dos días pasados en uno de los menores y más pacíficos países africanos, el Pontífice retorna al Vaticano.

El Papa se despide de los fieles en el aeropuerto de Cotonou

«Deseé visitar una vez más el continente africano, por el cual siento una estima y un afecto particular, porque estoy íntimamente convencido de que es una tierra de esperanza», explicó Benedicto XVI una vez más el motivo de su viaje a Benín, alentando a los africanos a «vivir juntos como hermanos, a pesar de las legítimas diferencias, pues no es una utopía». El segundo viaje a África de Benedicto XVI confirmó la importancia y el interés de la Iglesia Católica en el Continente. Fue un viaje para la entrega de la exhortación post-sinodal «Africae munus» con las perspectivas pastorales e iniciativas concretas a ser propuestas.

«¿Por qué un país africano no podría apuntar al resto del mundo el camino a seguir para vivir una auténtica fraternidad en la justicia, fundada en la grandeza de la familia y el trabajo? Que los africanos puedan vivir reconciliados en la paz y la justicia. Tales son los votos que formulo, con confianza y esperanza, antes de dejar Benín y el continente africano», dijo el Pontífice al final de su discurso demostrando su actitud positiva en relación a África.

Fue un viaje muy importante y muy significativo que, infelizmente en la prensa, principalmente italiana, no provocó un gran interés. Es una pena, porque el Papa en nombre de la Iglesia Católica está dejando un mensaje importante, reafirmando al mundo que África tiene su dignidad, sus valores, su importancia, y que no puede ser reducida solamente a una perspectiva negativa a la cual ni se quiere encontrar alguna solución.

Sida, abstinencia, derecho natural

La exhortación «Africae munus», entregada ayer simbólicamente a todos los obispos presidentes de las Conferencias Episcopales de los países africanos al final de la Misa en el «Stade de l’Amitié» de Cotonou, habla entre otros temas sobre el SIDA afirmando que el problema no solamente exige «una respuesta médica y farmacéutica», sino «principalmente ética». La segunda exhortación sobre el África, fruto del segundo Sínodo sobre el continente tiene otros puntos interesantes. Habla sobre todos los componentes de la sociedad: la familia, los ancianos, los hombres, las mujeres, los jóvenes y los niños.

«El cambio de comportamiento -anota el documento, y por él exigido- expresamente la abstinencia sexual, el rechazo de la promiscuidad sexual, la fidelidad conyugal -, en último análisis, pone la cuestión del desarrollo integral, que requiere un abordaje y una respuesta global de la Iglesia. De hecho, para ser eficaz, la prevención del SIDA debe apoyarse en una educación sexual que esté, a su vez, fundada en una antropología anclada en el derecho natural e iluminada por la Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia».

Subiendo las escaleras del avión, de regreso a Roma

Sobre las mujeres observa que su contribución a «la familia y la sociedad continúan no siendo plenamente reconocidas ni evaluadas. Así la promoción de las jóvenes y las mujeres muchas veces es menos favorecida que la de los jóvenes y los hombres. Son también demasiado numerosas las prácticas que humillan a las mujeres y las degradan en nombre de antiguas tradiciones».

Un gran valor de la cultura africana que debería ser cada vez más asimilado en la propia realidad es el respeto por las personas ancianas. «La vejez, a pesar de la fragilidad que parece caracterizarla, es un don que conviene vivir diariamente en la serena disponibilidad para con Dios y el prójimo. Es también el tiempo de la sabiduría, porque el tiempo vivido enseñó la grandeza y la precariedad de la vida. Y, como hombre de fe, el viejo Simeón profiere, con entusiasmo y sabiduría, no un adiós angustiado a la vida sino una acción de gracias al Salvador del mundo».

En seguida continúa el documento que «las personas ancianas pueden contribuir de manera eficaz para la edificación de una sociedad más justa que progresa, no en virtud de experiencias tal vez temerarias, sino gradualmente y con un equilibrio prudente. Las personas ancianas podrán así, por su sabiduría y experiencia, participar en la reconciliación de las personas y las comunidades».

El Pontífice llegó a Roma después de 5 horas y media de vuelo.