En el Día Mundial del Migrante y el Refugiado, Benedicto XVI recuerda que ellos no son números, sino personas concretas

Ciudad del Vaticano (Domingo, 15-01-2012, Gaudium Press) «Los migrantes no son números. Son hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos que buscan un lugar donde vivir en paz», afirmó el Papa Benedicto XVI en el Día Mundial del Migrante y el Refugiado. En el Ángelus el Santo Padre habló sobre dos temas: vocación y el Día celebrado, dos temas que tienen un aspecto común, la búsqueda del hombre de su lugar y el propio papel sobre la tierra.

El Papa insistió en el testimonio de vida de los sacerdotes y los padres de familia

Las dos figuras de las Lecturas bíblicas de este domingo, la del sacerdote Elí del Antiguo Testamento y de Juan Bautista, muestran «el papel decisivo de la guía espiritual en el camino de fe y, en particular, en la respuesta a la vocación de especial consagración para el servicio de Dios y de su pueblo». El Papa recordó que este papel dice respecto principalmente a los padres y los sacerdotes a través de su propio testimonio de vida.

«En este segundo domingo del tiempo ordinario – continuó su reflexión en el saludo en lengua española, el Evangelio nos habla de los primeros discípulos. También en nosotros deben resonar las palabras de Juan el Bautista: «Éste es el Cordero de Dios», invitándonos a seguir a Jesús, a convivir con Él, a sentirnos interpelados por su mensaje de salvación. Os exhorto a estar siempre disponibles a la voz del Señor, acogiendo su voluntad en nuestras vidas y confesándolo como nuestro Redentor.»

En francés el Papa pidió a los fieles que sean «testigos auténticos del Evangelio» y que vivan concretamente la solidaridad y la caridad cristiana» al hablar sobre el tema de la migración. En el Día Mundial del Migrante y el Refugiado, en italiano, el Papa dirigió un pensamiento muy cordial para ellos, recordando la dignidad humana de toda persona y la misión de cada uno de ser «no solamente destinatarios, sino también protagonistas del anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo». Benedicto XVI saludó a los fieles de las comunidades presentes en la Plaza San Pedro, entre los cuales, numerosos brasileños que mostraron la propia identidad con grandes banderas.