"Somos llamados a contemplar la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte" dijo el Papa en el Ángelus

Ciudad del Vaticano (Lunes, 23-01-2012, Gaudium Press) Benedicto XVI reafirmó en el Ángelus dominical, que la unidad de los cristianos es «obra» y «don de Dios» y exige «nuestro empeño cotidiano de abrirnos unos a otros en la caridad». Asimismo el Papa deseó a los países de Extremo Oriente, en la celebración del año nuevo lunar, que «en la presente situación mundial de crisis económico-social» el nuevo año «sea concretamente señalado por la justicia y la paz, traiga alivio para quien sufre y que, especialmente a los jóvenes, con su entusiasmo y su motivación ideal, puedan ofrecer una nueva esperanza al mundo». El próximo miércoles el Santo Padre preside las Vísperas de la Fiesta de la Conversión de San Pablo en la conclusión de la Semana de oración por la unidad de los cristianos

Peregrinos polacos estuvieron presentes en el Ángelus

El Santo Padre resaltó que «somos llamados a contemplar la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, esto es, su resurrección, como un evento que transforma radicalmente». Esta transformación da «acceso a una vida incorruptible e inmortal» y recuerda a los cristianos colaborar con esta fuerza transformadora en la búsqueda de la plena unidad entre ellos.

Continuando la meditación sobre el tema de la corriente Semana, el Papa también recordó la «larga historia de luchas corajudas contra varias adversidades» que fue testimoniada por los cristianos de la nación polaca durante siglos. «Ellos nos recuerdan – continuó el Santo Padre – que nuestra búsqueda de unidad puede ser conducida de manera real si el cambio ocurre primeramente en nosotros mismos y si dejamos a Dios actuar, si nos dejamos transformar a imagen de Cristo, si entramos a la vida nueva en Cristo, que es la verdadera victoria. La unidad visible de todos los cristianos es siempre obra que viene de lo alto, de Dios, obra que requiere la humildad de reconocer nuestra debilidad y de acoger el don».

Al final de la oración, Benedicto XVI dirigió un saludo en español, pidiendo «poner los ojos en el triunfo de Cristo, para que la contemplación de la meta de nuestra esperanza dirija nuestras acciones y plegarias, de modo que, dejándonos transformar por el Señor, podamos un día reunirnos con él en su Reino».