Menú 
Cuautitlán Izcalli, Estado de México (Viernes, 20-04-2012, Gaudium Press) Con el título «La familia, corazón y rostro de la esperanza para la Iglesia y la Sociedad en México», esta semana se llevó a cabo la 93 asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Durante la conferencia conclusiva de la asamblea, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), reconoce que la familia se encuentra en un «círculo vicioso en espiral degradante», por lo que la CEM se compromete con «una decidida opción por la familia así como una necesaria conversión pastoral».
«Estamos de hecho frente a una emergencia antropológica que se refleja en la fractura de la capacidad de amar según el proyecto de Dios. Eso se debe a una emergencia educativa /formativa que viene, a su vez, de la emergencia de la institución educadora por excelencia: la familia», apuntaron los obispos.
Los obispos realizaron, entre otras cosas, un análisis sobre el estudio realizado por el Dr. Fernando Pliego, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México y por Maité Lot, de la Universidad Panamericana. El estudio reveló el aumento en las probabilidades de adoptar conductas antisociales o adquirir algún vicio si en la familia no existe el vínculo matrimonial como fundamento (ya sea civil o religioso), si únicamente se tiene un progenitor en el núcleo familiar, o si la unión entre los «mentores» se fractura.
Se enfatizó que el desarrollo emocional equilibrado y armónico, así como la seguridad de las personas se ve favorecida cuando la persona se desarrolla dentro de un núcleo familiar estable con padres casados. En casos de amor libre o adulterio, los resultados no son igualmente favorables.
Mons. Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Tehuacán, comentó: «Como pastores, debemos asumir con madurez el equilibro entre los niveles naturales y el sobrenatural en nuestra vida y ministerio, para acompañar adecuadamente a las familias. Las familias nos necesitan ante la realidad grave y acuciante que nos invade: desempleo, pobreza y aún miseria degradante, superficial y débil comunicación intrafamiliar, conflictividad y desintegración, antropologías inadecuadas que modifican la concepción de familia, frágil sentido de fe y trascendencia».
Y agregó: «Hemos de ser profundamente humanos y a la vez divinos en el enfoque y el acompañamiento de sus proyectos de vida como comunidad de personas en el seguimiento y testimonio de Jesucristo y su Evangelio».
Al dar a conocer sus conclusiones, los obispos declararon: «La familia, corazón y rostro de la esperanza para la Iglesia y la Sociedad en México»; los obispos reforzaron: «Por unan parte, constatamos que la familia es la institución más importante en la vida social de los mexicanos y, por otra, reconocemos que se está dando un proceso de cambio en las llamadas estructuras familiares, entre las cuales, la que más bienestar aporta a la población… es la formada por el esposo, la esposa y sus hijos».
Y se cuestionaron si deben ser los cambios sociales quienes orienten la misión de la familia, o si debe ser la familia quien oriente los cambios sociales a nivel mundial.
«Les manifestamos nuestra cercanía y solidaridad a las familias que se encuentran divididas o forzadas a la migración, a las que padecen pobreza, corrupción, violencia doméstica, narcotráfico, crisis de valores o criminalidad. Nuestro compromiso pastoral nos impulsa a ir al encuentro de todos los matrimonios y familias en sus más variadas circunstancias», reconocieron los obispos.
Con información de SIAME – Arquidiócesis de México
Deje su Comentario