Las comunidades fundadas por la nueva beata María Inés Teresa conservarán reliquias suyas en 14 países.

Cuernavaca (Martes, 24-04-2012, Gaudium Press) Dieciocho reliquias de primer grado de la beata María Inés Teresa fueron entregadas durante una Eucaristía de acción de gracias por la beatificación presidida en la Catedral de Cuernavaca por el Obispo de la diócesis, Mons. Alfonso Cortés Contreras. En la liturgia concelebraron varios Obispos de África, Japón, Indonesia y Estados Unidos, sacerdotes de los Misioneros de Cristo y del Grupo Amigos de Madre Inés, según informó el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México. Las reliquias viajarán a los catorce países en los cuales trabajan las Misioneras Clarisas.

Beata Madre María Inés Teresa

Mons. Cortés invitó, durante la homilía, «de manera especial a la Familia Inesiana, a ser santos en el Señor, a que sigan el ejemplo que ella con generosidad siguió, hacer de su vida, la vida de Cristo». Para ello, aconsejó trabajar para «ver, escuchar, obedecer y servir a Dios, (…) ahí está la razón profunda de su santidad, de su armonía, de su generosidad para anunciar a Jesús», añadió el Obispo, «No hay quien se haya encontrado con Jesús, no hay quién haya escuchado a Jesús en el silencio del corazón, que no tenga ese impulso amoroso de servirlo».

Después de la celebración, la superiora de las Misioneras Clarisas, Madre Julia Meinjuerio hizo entrega de una reliquia de primer grado de la beata Maria Inés a Monseñor Cortés, Obispo de la Diócesis en la cual la beata fundó su comunidad religiosa. El prelado realizó a su vez la entrega de las otras reliquias a las superioras regionales de las Misioneras Clarisas. La religiosas llevarán estos fragmentos a sus comunidades en España, México, Estados Unidos, Costa Rica, Japón, Corea, Sierra Leona, Italia, Rusia, India, Argentina, Indonesia, Irlanda y Nigeria. Otras reliquias se entregaron a los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal, a las Religiosas del Convento del Ave María y a Familia Eucarística.

Durante la entrega de las reliquias, la Madre Meinjuerio destacó la voluntad de la beata, cuando fundó su comunidad misionera en Cuernavaca, en 1945, de llevar el nombre de Jesucristo a todos los confines de la tierra. «Tómame Señor, como instrumento de tu gloria, y llévame», repetía con frecuencia la beata María Inés Teresa. «… no te arrepentirás de haberme enviado… quiero hacerte amar, tanto, tanto».

Con información de SIAME.