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Roma – Michigan (Miércoles, 25-04-2012, Gaudium Press) La nueva etapa de renovación de la Conferencia de Líderes Religiosas de los Estados Unidos (LCWR) comenzó con el reciente nombramiento de Mons. Peter Sartain, Arzobispo de Seattle, como delegado de la Santa Sede para «revisar, guiar y aprobar» la acción de esta organización. El proceso dispuesto por la Congregación para la Doctrina de la Fe es similar al empleado hace cerca de 20 años con la CLAR, organización de carácter similar en América Latina que, en su momento, presentó desviaciones doctrinales hacia teorías marxistas. La renovación de la organización latinoamericana tomó menos de tres años.
En una de sus primeras declaraciones al respecto de su acompañamiento a la LCWR, concedidas a la agencia CNA, Mons. Sartain destacó la importancia del rol de la mujer en la iglesia norteamericana y calificó la vocación religiosa femenina como «un gran, gran regalo para la Iglesia». El prelado también aseguró que la labor de las religiosas en «un gran testimonio para el mundo» y que es «algo que he tenido el beneficio de observar a través de toda mi vida y las cuatro diócesis a las cuales he servido», concluyó.
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| Madre Mary Assumpta Long, Superiora de las Hermanas Dominicas de María, Madre de la Eucaristía. |
Por su parte, una comunicación oficial de la Superiora de las Hermanas Dominicas de María, Madre de la Eucaristía, Madre Mary Assumpta Long, consideró la medida como una expresión de la «apropiada valoración y reverencia hacia la vida consagrada» por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El escrito de la Madre Long, publicado por NCR, asegura que la decisión de la Santa Sede de dedicar tres años a la evaluación de la LCWR y luego diseñar un plan de cinco años para su renovación «refleja el amor de la Iglesia por la vida consagrada y está en continuidad con la llamada conciliar y post-conciliar de la Iglesia a renovar la vida religiosa de acuerdo al carisma de sus fundadores».
Según la religiosa, «el amor y la reverencia de la Iglesia» son la clave para interpretar la decisión de Roma. «Es la responsabilidad de la Iglesia, asumida con amor, salvaguardar la belleza y el don de la vida consagrada en todo momento. Esta responsabilidad es más grave cuando la integridad de la vida consagrada comienza a disminuir, evidenciado en este caso por los claros ejemplos de disentimiento hacia la jerarquía y la falta de una auténtica comunión eclesial «.
La Madre Long concluyó su comunicación expresando su esperanza, que consideró unida a la de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de que la Conferencia de Líderes Religiosas «redescubrirá y abrazará por completo su vocación en su integridad en el corazón de la Iglesia».
Con información de NCR.
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