Phoenix (Lunes, 08-10-2012, Gaudium Press) Leonardo Difilippis un actor norteamericano convertido a la Iglesia Católica asumió un compromiso personal cuando los Obispos de Estados Unidos invitaron a los artistas a unirse a la defensa de la libertad religiosa. Ante las medidas gubernamentales que intentar restringir la vivencia de la moral católica en entornos laborales y los ataques a los valores fundamentales de la vida y la familia, el artista asumió un compromiso personal: «No sólo voy a hablar al respecto. Les voy a dar un santo».
«Maximiliano: Santo de Auschwitz» fue el resultado de esa búsqueda. La obra, estrenada en la ciudad de Phoenix, retrata el impresionante testimonio de fe del mártir franciscano, ferviente devoto de la Santísima Virgen y comunicador incansable de la fe y al verdad. Su compromiso cristiano inquebrantable lo llevó a los campos de concentración del régimen nazi y su libertad para amar le motivó dar la vida por un padre de familia que sería ejecutado.
«Maximiliano es un santo de nuestros tiempo», explicó Difilippis, quien representa al santo y es el único personaje en escena. «Tuvo que lidiar todos los ataques a la Iglesia y a la familia. Combatió el socialismo, el comunismo, el secularismo, el control de la población, la obsesión con la sexualidad, y más». Según explicó a National Catholic Register, la audiencia puede ver las similaridades y descubrir en su propio entorno el desafío que lanza para su vida el testimonio de fe de San Maximiliano Kolbe.
La reacción del público ha sido muy positiva, expresó el actor. «Están emocionados. Ven a alguien que no tiene miedo de ponerse de pie y defender su fe». Uno de los aspectos de la vida del santo que más llaman la atención de los espectadores es el uso intensivo de los medios de comunicación en favor de la fe, siempre llamando a la devoción a la Santísima Virgen. Con una sencilla revista llamada El Caballero de la Inmaculada, que creció de forma imponente, San Maximiliano creó un verdadero ejército: La Milicia de la Inmaculada, católicos comprometidos a orar y hacer todo los posible por la conversión de los pecadores, en especial los cismáticos, herejes y enemigos de la Iglesia.
Leonardo Defilippis, en su representación de San Maximiliano María Kolbe. |
La figura de San Maximiliano «atrapa y lleva a la audiencia ver la batalla bíblica y cósmica entre el bien y el mal», explicó el P. James Curry, Franciscano Conventual. «Esta obra dramática brilla positivamente como una declaración poderosa de esperanza». El director de vocaciones de la Diócesis de Phoenix, P. Paul Sullivan, también destacó el aporte del mártir para los católicos de hoy: «Defilippis retrata un santo cuya fidelidad, piedad y valentía es un modelo para nosotros en este tiempo (…). Oro para que «Maximiliano: Santo de Auschwitz» continúe inspirando a otros, como me ha inspirado a mí».
Se prueba una vez más que la difusión de la vida de los santos de la Iglesia es una de las más eficaces formas de evangelización y formación. La responsabilidad de representarlos tiene, además, un saludable efecto en los artistas, como lo expresó Defilippis. «Es la oración la que hace a los santos reales para mí. Me ayuda a estar abierto y vulnerable, al punto en que sólo soy un instrumento».
Con información de National Catholic Register.
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