domingo, 19 de mayo de 2024
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Meditación de Mons. Benedito Beni dos Santos esta mañana en el Sínodo: "No hicimos nada por rivalidad o vanagloria. La Caridad de Cristo nos unió en estos días"

Ciudad del Vaticano (Viernes, 26-10-2012, Gaudium Press) El Obispo de Lorena (Brasil), Mons. Benedito Beni dos Santos, fue el Prelado escogido para hacer el comentario de la lectura en la Hora Tercia, hoy viernes durante la Congregación del Sínodo de los Obispos.

Expresó Mons. Beni Dos Santos:

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El obispo de Lorena, Brasil

«San Pablo fue al mismo tiempo apóstol, misionero, teólogo, pastor y místico. El mayor misionero de la Iglesia. No existe un tema de la Teología que Pablo como teólogo no haya tratado al menos implícitamente. Paulo fue un gran místico. La unión de amor con Cristo, componente de su Fe, fue de tal modo profunda, que Paulo pudo decir: yo estoy revestido de Cristo. Y más aún: «no soy yo quien vive, es Cristo que vive en mi «. En el Capítulo XII de la Primera Carta a los Corintios, Pablo se revela como el teólogo de la comunión eclesial.

En este texto de la Carta a los Filipenses que escuchamos, él se revela como pastor que cuida de la comunión de su rebaño. Antes de escribir las palabras que acabamos de oír, Paulo se refiere a su unión con Cristo y a su unión con la Iglesia, cuerpo de Cristo, cuando afirma:»pues de ambos lados me siento apremiado, teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor; y sin embargo, continuar en la carne es más necesario por causa de vosotros» (Filpenses I,23-24).

No se trata de permanecer en su cuerpo físico sino en el cuerpo de la comunión eclesial en este mundo. Él mismo explica: estoy persuadido que permaneceré y continuaré a permanecer en medio de todos, para el progreso y alegría de vuestra fe. (Fil. I, 25)

En seguida, Pablo menciona sus sufrimientos por Cristo, su lucha por el anuncio del Evangelio. Pero lo que conforta a Pablo en su sufrimiento por Cristo y por el anuncio del Evangelio es saber que los filipenses viven la vida cristiana manteniendo la caridad recíproca. Caridad que lleva a los filipenses a no hacer nada por rivalidad o por vanagloria.

La caridad en la comunidad consiste en tener los mismos sentimientos de Jesucristo.

La comunión eclesial consiste antes de nada en la comunión con Cristo. O sea, no es fruto de un esfuerzo voluntario de nuestra parte. Es antes de mas nada, comunión en la gracia. Comunión que es fruto de la Gracia. La caridad, don del Espíritu Santo derramado en nuestros corazones, es el carisma que coordina todos los demás carismas de la comunidad.

La caridad lleva a cada miembro de la comunidad a procurar su identidad, no aisladamente, si no en la relación con los otros.

La Iglesia como Cuerpo de Cristo debe crecer hasta su plenitud en la eternidad. Como recordó el Santo Padre Benedicto XVI, en el discurso inaugural de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en 2007, la Iglesia debe crecer por atracción.

Es la caridad lo que hace que la Iglesia crezca por atracción. Sin atracción la Iglesia no consigue evangelizar.

Yo creo que esta Asamblea Sinodal, que ya está llegando a su final, fue para todos nosotros una profunda experiencia de comunión eclesial y de corresponsabilidad episcopal, alrededor del sucesor de Pedro. Siguiendo las palabras del apóstol: permanecimos unánimes y concordes. No hicimos nada por rivalidad o vanagloria. La Caridad de Cristo nos unió estos días»:

 

 

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