miércoles, 24 de abril de 2024
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El Papa en la fiesta de las familias: orar para que todo niño sea acogido como don de Dios y tenga el apoyo del amor del padre y de la madre

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 02-01-2013, Gaudium Press) En la solemnidad de la Sagrada Familia de Nazaret, el pasado 30, el Santo Padre pidió por todas las familias del mundo, para que «los padres se preocupen seriamente con el crecimiento y con la educación de los propios hijos, para que maduren y se tornen hombres responsables y ciudadanos honestos, sin nunca olvidar que la fe es un don precioso que debe ser alimentado en los propios hijos a través del ejemplo personal».

El último Ángelus del año civil coincidi con la fiesta de la Sagrada Familia. Benedicto XVI se concentró en la reflexión sobre la importancia de la educación de los hijos: «La preocupación de María y de José es la misma de cada padre que educa un hijo y lo introduce en la vida y en la comprensión de la realidad». Para eso, el Papa pidió que todos los padres se preocupen no solamente con la educación y la madurez de los propios hijos, sino también que «cada niño sea acogido como don de Dios».

El Santo Padre pidió en sus oraciones que cada niño «sea apoyado por el amor de los padres para que pueda crecer como el Señor Jesús ‘en sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombre’ (Lucas, 2,52)». «Que el amor, la fe y la dedicación de María y José sirvan de ejemplo para todas las parejas cristianas, que no son amigos o dueños de la vida de los hijos, sino los responsables por este incomparable don de Dios».

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Al final de la oración, Benedicto XVI saludó a todos los que apoyaron la Fiesta de la Sagrada Familia en español, diciendo: «Que Jesús, María y José sean un ejemplo de la fe que hace brillar el amor y fortalece la vida de las familias. Por su intercesión, pedimos que la familia continúe siendo un don precioso para cada uno de sus miembros y una esperanza firme para toda la humanidad. Y que el júbilo de compartir la vida con el apoyo de Dios, que conocemos desde pequeños a través de las enseñanzas de nuestros padres, nos impulse a hacer del mundo un verdadero hogar, un espacio de concordia, solidaridad y respeto mutuo», deseó el Santo Padre.

 

 

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