jueves, 18 de abril de 2024
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"La paternidad de Dios es amor infinito, ternura derramada sobre nosotros, hijos frágiles, necesitados de todo", observa el Papa en la audiencia general

Ciudad del Vaticano (Jueves, 31-01-2013, Gaudium Press) La omnipotencia de Dios, que se expresa plenamente en su paternidad, fue el tema tratado por el Santo Padre en la catequesis del ciclo de la fe realizada ayer de mañana en el Vaticano. «El amor de Dios Padre nunca disminuye, no se cansa de nosotros; es amor que se dona al límite, hasta el sacrificio del Hijo. La fe nos ofrece esa certeza, que se torna una roca segura en la construcción de nuestras vidas: podemos enfrentar todos los momentos de dificultad y de peligro, la experiencia de la oscuridad de la crisis y del tiempo de dolor, apoyados en la confianza de que Dios nunca nos deja solos y está siempre a nuestro lado, para salvarnos y llevarnos a la vida eterna», dijo el Santo Padre a los cinco mil participantes venidos de varias partes del mundo y presentes en el Auditorio Pablo VI.

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Santo Padre saluda al Card. Braz de Aviz durante la audiencia general

Después del tema de la fe en Dios, Benedicto XVI propuso hoy una reflexión sobre el tema de la paternidad divina, cuyos reflejos ya se ven en la vida familiar: «no es siempre fácil hablar de paternidad, especialmente en el occidente, donde las familias están desagregadas, las obligaciones del trabajo son siempre tan absorbentes, las preocupaciones y el cansancio para lograr el equilibrio del presupuesto familiar, y la invasión de los medios de comunicación que provocan distracciones en la vida diaria son algunos entre los tantos factores que pueden impedir que la relación entre padres e hijos sea serena y constructiva».

Por eso, continuó afirmando el Santo Padre, «la comunicación se torna a veces difícil, la confianza disminuye y la relación con la figura paterna se puede tornar problemática». Así, sin los modelos adecuados de referencia, se torna difícil también imaginar a Dios como un padre. «Para quien vivió la experiencia» -destacó el Papa- «de un padre muy autoritario e inflexible, o indiferente y poco afectuoso, o hasta ausente, no es posible pensar con serenidad en Dios como Padre y abandonarse a él con confianza».

Entretanto, el verdadero rostro de Dios Padre se encuentra en la Biblia donde se descubre «lo que significa realmente ser ‘padre'». Benedicto XVI resaltó que las Sagradas Escrituras nos recuerdan que podemos confiar en Dios «siempre, sin miedo y con total confianza», incluso cuando estamos en el camino equivocado.

El amor del Padre llega hasta el sacrificio del Hijo

Él siempre «acoge y abraza al hijo perdido y arrepentido (cfr Lc 15:11ss), dona gratuitamente aquellos que piden (cfr. Mt 18:19; Mc 11:24; Jo 16:23) y ofrece el pan de los cielos y el agua que hace vivir eternamente (cfr. Jn 6:32.51.58)». Porque Él es «un Padre que no abandona nunca a sus hijos, un Padre amoroso que sustenta, ayuda, acoge, perdona, salva con tal fidelidad que sobrepasa inmensamente aquella de los hombres, pues se abre a las dimensiones de la eternidad».

El Santo Padre recordó también que «el amor de Dios Padre no disminuye, no se distancia de nosotros; es un amor que da al extremo, hasta el Sacrificio del Hijo». Es en el misterio pascual que se revela el rostro definitivo del Padre, que se manifiesta plenamente la grandeza de Dios como «Padre omnipotente», que se expresa a través de la donación total del amor.

«Esta es la verdadera, auténtica y perfecta potencia divina: responder al mal con el bien, a los insultos con el perdón, al odio asesino con el amor que da vida. Entonces el mal es verdaderamente vencido porque fue lavado por el amor de Dios; entonces la muerte es definitivamente derrotada, porque transformada en don de la vida. Dios resucita al Hijo. La muerte, la gran enemiga (cfr. 1 Cor 15,26), es tragada y privada de su veneno (cfr. 1 Cor 15, 54-55), y nosotros, libres del pecado, podemos alcanzar nuestra realidad de hijos de Dios», dijo el Santo Padre.

Al final de la catequesis, el Papa recordó a los fieles que, en la fe podemos reencontrar «esta certeza, que se torna una roca segura en la construcción de nuestra vida». En la fe «podemos enfrentar todos los momentos de dificultad y de peligro, la experiencia de la oscuridad de la crisis y del tiempo de dolor, apoyados en la confianza de que Dios no nos deja solos y está siempre con nosotros, para salvarnos y llevarnos a la vida eterna».

A los fieles de lengua española, el Santo Padre hizo una invitación a «ser firmes en la fe, ofreciendo su testimonio a Cristo, a vivir plenamente el Credo, a abandonarse totalmente a Dios Padre y a su misericordia omnipotente, que salva».

De modo especial, el Santo Padre saludó en la audiencia de hoy a los peregrinos brasileños de Río de Janeiro y de Brasilia: «Fortalecidos con la certeza de que sois hijos de Dios, anunciad a Cristo crucificado y resucitado a todas las personas con quien tengáis contacto, dando testimonio de Él a través del amor a Dios y al prójimo. Y descienda mi bendición sobre vosotros, vuestras familias y comunidades».

En el momento del besamanos, Benedicto XVI recibió al padre Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa Vaticana y de la Radio Vaticana, juntamente a los organizadores del encuentro «El camino en dirección a la cura y la renovación», promovido por la Pontificia Universidad Gregoriana, para la presentación de los Anales del Simposio a los obispos y religiosos sobre los abusos en la Iglesia Católica ocurrido el año pasado. El encuentro de análisis y averiguación de las actividades promovidas durante los últimos meses ocurrirá en la Universidad de los Jesuítas, el 5 de febrero, en Roma.

 

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