Ciudad del Vaticano (Miércoles, 12-06-2013, Gaudium Press) El año 2013 marca los 1700 años de la firma del Edicto de Milán, que concedió a los cristianos la libertad religiosa tras la cruel persecución del Imperio Romano. En una audiencia concedida al Presidente de Italia, Giorgio Napolitano, el pasado 08 de junio, el Papa Francisco recordó este hecho y manifestó su preocupación por el respeto actual a esa libertad. «La libertad religiosa es más a menudo un enunciado que un hecho… y los graves ultrajes infligidos a ese derecho primario son fuente de seria preocupación», afirmó.
El Santo Padre Francisco recibe al Presidente de Italia, Giorgio Napolitano. Foto: News.va. |
La estado actual del reconocimiento y respeto de la libertad religiosa ha sido motivo de recurrentes alertas de la Santa Sede, que ha llamado la atención sobre la situación de los cristianos en varias regiones del mundo (ver noticia anterior). El Santo Padre señaló que la libertad para manifestar y practicar la fe está «sujeta a varios tipos de amenazas» en la actualidad, e instó a trabajar activamente para protegerla.
«Es deber común defender la libertad religiosa de todos y promoverla y, en su tutela, subyace también la garantía de crecimiento y de desarrollo para toda la comunidad», agregó el Pontífice. Su Santidad también compartió con el gobernante su preocupación por los problemas económicos y sociales, pero particularmente por «el debilitamiento de los vínculos familiares y sociales, la disminución de la población, la persistencia de lógicas que favorecen el beneficio en detrimento del trabajo y la atención insuficiente a las generaciones más jóvenes y a su formación».
El Papa Francisco hizo un llamado a la participación de los católicos en el desarrollo de la sociedad: «También nosotros, los católicos, tenemos el deber de comprometernos cada vez más en un camino de conversión espiritual para acercarnos al Evangelio» afirmó, «que nos empuja a un servicio concreto y eficaz a la persona y a la sociedad».
El Santo Padre pidió llevar la esperanza cristiana al ámbito civil, para afrontar las pruebas con valentía y renovar las relaciones humanas. «Y el pueblo italiano, recordando su riquísima tradición cristiana y los ejemplos de sus santos patronos Francisco de Asís y Catalina de Siena…. puede y debe superar toda división y crecer en la justicia y la paz, para seguir desempeñando su papel único en el contexto europeo y en la familia de las naciones y trabajar para crear una cultura del encuentro», concluyó el Pontífice.
Con información de Vatican Information Service.
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