viernes, 26 de julio de 2024
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San Pío de Pietrelcina: Diócesis brasileña promueve palestra sobre la vida votiva del santo

Caxias del Sur (Jueves, 12-09-2013, Gaudium Press) La Parroquia Nuestra Señora de Lourdes de la diócesis de Caxias del Sur, en el Estado de Río Grande del Sur, promueve hoy 13 de septiembre la palestra «La vida votiva del santo padre Pío de Pietrelcina». Evento benéfico, en pro del Movimiento Católico Regnum Christi.

La palestra será proferida por el padre Miguel Gómez, de los Legionarios de Cristo.

1.jpgEl Regnum Christi es un movimiento católico de apostolado que busca la instauración del Reino de Cristo entre los hombres, por la santificación de sus miembros en el estado y condición de vida al que Dios le ha llamado, y por una acción apostólica personal y organizada. Ofrece diversos modos de adhesión o de entrega. Sus miembros consagrados responden a esta invitación con la entrega total de su vida a Jesucristo, consagrándose a Él en pobreza, castidad y obediencia.

Padre Pío de Pietrelcina

Padre Pío de Pietrelcina, nacido Francesco Forgione, en Pietrelcina, Italia, el día 25 de mayo de 1887, fue un sacerdote católico, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, elevado a santo por la Iglesia. En vida fue de una veneración popular de grandes proporciones, principalmente por uno de sus dones: curar a los enfermos.

Con quince años de edad entró al noviciado en Morcone, adoptando el nombre de «fray Pío». Concluido el año de noviciado, formuló los votos simples en 1904; en 1907 formuló la profesión de los votos solemnes. Frecuentó estudios clásicos y filosofía. Fue ordenado padre el día 10 de agosto de 1910 en el Duomo de Benevento.

Durante los primeros años como frale capuchino, frecuentes problemas de salud obligaban a padre Pío a hacer visitas regulares a su casa para recibir cuidados de su madre. Él sufría de intensos dolores en el pecho y la espalda, dolores de cabeza, fiebres altas, problemas pulmonares y estomacales. Estos síntomas desaparecían inexplicablemente cuando él volvía. Después de su ordenación, sus problemas de salud lo obligaron a permanecer en casa hasta 1916. Cuando volvió, en ese año, fue mandado para el Convento de San Juan Rotondo, lugar donde vivió hasta la muerte.

A los casos más urgentes y complicados el fraile de Pietrelcina decía: «Estos solo Nuestra Señora», tamaña era su confianza en la Madre del cielo a quien él tanto amaba y quería obtener sus virtudes. Percibiendo que su misión era de acoger en sí el sufrimiento del pueblo, recibe como confirmación de Cristo las señales de la Pasión en su propio cuerpo, los estigmas. Estaba ahí marcado en sí mismo su misión. Dios lo quería para aliviar el sufrimiento de su pueblo.

Padre Pío recibió su primer estigma a los 23 años durante un período de convalecencia en casa. Deseando no llamar atención hacia sí mismo, él suplicó a Dios sacarle las señales de las llagas de Cristo. Dios respondió a su oración. Las señales externas del estigma desaparecieron. Entretanto, en septiembre de 1918, después de ser transferido para un convento muy pobre y distante, padre Pío recibió las señales físicas de los estigmas nuevamente. Por 50 años, él cargó aquellas dolorosas llagas que causaban no solamente agonía física, sino también sufrimiento psicológico y espiritual.

Él murió el día 23 de septiembre de 1968, en su cuarto conventual con el rosario entre los dedos repitiendo el nombre de Jesús y María. El 21 de enero de 1990, padre Pío fue proclamado venerable, beatificado el 2 de mayo de 1999 y canonizado el 16 de junio de 2002, proclamado en la Plaza de San Pedro por el Papa Juan Pablo II como San Pío de Pietrelcina. (FB)

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