Londrina (Jueves, 03-10-2013, Gaudium Press) Con el tema «Semana de la Vida y Día del No Nacido», Mons. Orlando Brandes, arzobispo de Londrina, en el Estado de Paraná, escribió su más reciente artículo recordando que esta primera semana de octubre está dedicada a la vida, o sea, es la Semana en la Vida. En el texto, él afirma que el primer paso en favor de la vida es cuidar, proteger y promover este don de Dios.
De acuerdo con el prelado, son muchos y cada vez más crueles los ataques contra la vida, siendo el más cobarde ataque la eliminación de la vida inocente e indefensa del ser humano en flor, desde la fecundación en el seno de la madre. «Desde este momento existe un ser humano nuevo, con todas las potencialidades para nacer y vivir. Todo biólogo y científico sabe de eso. Ni ellos mismos habrían nacido en caso que alguien los eliminase, ya en la fecundación. Simplemente no existirían», evalúa el arzobispo.
Para Mons. Orlando es demasiado cinismo e incoherencia científica decir que después de la fecundación solo existe un aglomerado de células: es una mentira científica. Según el arzobispo, allí ya existe toda la infraestructura, todos los elementos vitales que solo se desarrollarán en los nueve meses de gestación. Él además refuerza que en la fecundación tenemos la semilla completa del ser humano, pues no le será agregado más nada, no habrá ningún salto cualitativo en el desarrollo del ser que comenzó a existir en la fecundación.
«El feto, el embrión, el no nacido es un ser humano que tiene el derecho de nacer, es una vida humana única y original, es un bebé, ya es un hijo. Sea pues bienvenido, bendecido, acogido y protegido. Trompa y útero son santuarios y nidos de la vida, que no deben transformarlos en cementerios. Un ser inocente no puede tornarse víctima de la ciencia, la cultura, la política. Al contrario, debe ser respetado por estas instituciones que existen para defender y promover la vida», completa.
El arzobispo destaca que nuestra sociedad hace todo tipo de leyes y al mismo tiempo emana leyes que matan vidas inocentes. Hay una «conjura contra la vida» (Juan Pablo II). Conforme a Mons. Orlando, la gloria de Dios es el ser humano viviente desde la fecundación. «No matarás» es la orden del Creador, «amante de la vida» (Sb 11,26). Hasta los pájaros hacen sus nidos en lo alto de los árboles y montañas para proteger la vida. Esta fue la última reflexión de la doctora Zilda Arns, antes de ella ser víctima en el terremoto en Haití.
La Pastoral del Niño es también Pastoral de las Gestantes
«Tenemos gestos tan bonitos a favor de la vida como la donación de sangre, de medula, de órganos. ¿Cómo no dejarse tocar por la nobleza y maravilla de la adopción de niños y adultos? Pastoral del Menor, el ‘Mutirão’ de Combate al hambre, los Mandamientos del Chofer, las Comunidades Terapéuticas, Instituciones de protección a la madre soltera constituyen una verdadera sinfonía de la vida. No hay coherencia ni lógica en realizar todo eso a favor de la vida y al mismo tiempo defender y practicar el aborto».
Por último, el prelado recuerda que todos los esfuerzos a favor de la ecología, de los animales, hasta de los huevos de tortuga son alabables porque indican cuidado por la vida, y resalta que de la misma forma debemos cuidar del embrión y aún con más celo y respeto por ser inocente y frágil. Él resalta que el instinto materno es tan fuerte que la práctica del aborto deja marcas psicológicas irreversibles.
«Que nuestros médicos cumplan su juramento de no matar y los encargados por la reforma del Código Penal, no penalicen la vida frágil e indefensa. Que venza la cultura de la vida. El pueblo brasileño ya se manifestó tantas veces contra el aborto, vamos, pues a defender la cultura de la vida. La verdadera ciencia está al servicio de la vida», concluye Mons. Orlando. (FB)
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