viernes, 29 de marzo de 2024
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No hay libertad religiosa para los presos de conciencia en Vietnam: no pueden asistir a la Eucaristía ni leer la Biblia

Hanoi (Jueves, 20-03-2014, Gaudium Press) La libertad religiosa es un derecho fundamental para todos los ciudadanos, especialmente reconocido por la Iglesia como expresión básica de la dignidad y la naturaleza trascendente de los seres humanos. Sin embargo para los presos de conciencia en Vietnam, recluidos por su oposición ideológica al régimen comunista, constituye un derecho completamente ignorado. Así lo denunció el blogger Paul Tr?n Minh Nhat en una carta escrita al Arzobispo emérito Nguyen Van Nhon.

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Los presos de conciencia en Vietnam no pueden acceder a la vida sacramental, pero conservan la fe que continúa creciendo en el país. Foto: Viet Catholic.

«Nosotros no podemos ni siquiera asistir a misa los domingos, ni leer la Biblia», declaró el activista en su comunicación con el prelado, difundida por Asia News. «Tuvimos un gran deseo de recibir los sacramentos y el apoyo espiritual de un sacerdote, pero no nos fue permitido por los jefes de la prisión».

Esta clara violación de la libertad religiosa se suma a los hechos de violencia que aún se registran en varias provincias y a la aún normal desconfianza de las autoridades civiles hacia los sacerdotes y los Obispos. Estas realidades constituyen el principal obstáculo de los esfuerzos para recuperar las relaciones diplomáticas entre Vietnam y la Santa Sede, perdidas a causa de la persecución religiosa puesta en marcha por el comunismo en el país.

La situación de desconocimiento de los derechos de los presos fue también expresada en el caso de María Ta Phong Tan, condenada a 10 años de prisión y recluida en la provincia de Thanh Hoa. A ella también se le negó el acceso al culto religioso y a la tenencia de una Sagrada Biblia. Esta restricción se suma a la mala alimentación, la ausencia de atención médica y la presión sicológica ejercida por las autoridades.

A pesar de estas situaciones, los reclamos de los reclusos dan cuenta de que no han perdido su fe a pesar de los sufrimientos. Su testimonio motiva tratos especialmente crueles a través de insultos y ofensas hacia sus familiares y amigos fallecidos. «Es realmente horrible cuando alguien ofende a los muertos», denunció Thanh Nghien, uno de los activistas recluidos. «Este es el trabajo sucio de los guardias de prisiones y los directores de las cárceles. Hace tiempo soy prisionero, y sé que los guardias admiran y temen a los prisioneros de conciencia».

Con información de Asia News.

 

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