domingo, 05 de mayo de 2024
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Papa Francisco dirige felicitación a los compatriotas de los nuevos Santos Pontífices

Ciudad del Vaticano (Sábado, 26-04-2014, Gaudium Press) El Papa Francisco envió dos mensajes el pasado 25 de abril con motivo de la canonización de los Pontífices Juan Pablo II y Juan XXIII. Uno de ellos, dirigido al pueblo de Polonia, fue grabado en un video que fue retransmitido por televisión y radio en todo el país, mientras que el segundo fue enviado a través de una carta al pueblo de Bérgamo, Italia. En ambas comunicaciones el Santo Padre expresó su admiración por la santidad de los Papas elevados a los altares e instó al testimonio cristiano de los habitantes de sus conciudadanos como respuesta al legado de virtud y enseñanza dejado por los Pontífices.

El don de Juan Pablo II

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«¡Queridos compatriotas de Juan Pablo II!», comenzó el mensaje dirigido por el Papa Francisco a toda Polonia. Previo a la histórica canonización del Papa polaco, Su Santidad manifestó su felicidad por «haber sido llamado a proclamar su santidad el próximo Domingo de la Divina Misericordia», y destacó las virtudes heroicas y características particulares de su vivencia del Evangelio. «Estoy agradecido a Juan Pablo II, como todos los miembros del Pueblo de Dios, por su incansable servicio, su guía espiritual, por haber introducido a la Iglesia en el tercer milenio de la fe y por su extraordinario testimonio de santidad», expresó.

El Papa recordó las palabras de Benedicto XVI en el día de la beatificación del nuevo Santo, con las cuales se declaró plenamente identificado y que hacían eco del llamado del Pontífice al comenzar su servicio a la Iglesia en la Sede de San Pedro. «Abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante – fuerza que le venía de Dios – una tendencia que podía parecer irreversible» citó el Santo Padre. «Con su testimonio de fe, de amor y de coraje apostólico, acompañado por una gran carga humana, este ejemplar hijo de la Nación Polaca ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del Evangelio. En una palabra: nos ha ayudado a no tener miedo a la verdad, porque la verdad es garantía de la libertad».

El Papa Francisco identificó la formación cristiana recibida por Juan Pablo II en su tierra natal, donde «creció al servicio de Cristo y de la Iglesia en su patria» para después entregarse a la Iglesia Universal en su participación en el Concilio Vaticano II y después como su guía y autoridad como Pontífice. «Agradezco al pueblo polaco y a la Iglesia de Polonia por el don de Juan Pablo II», manifestó el Papa. «Todos fuimos enriquecidos por este don. Juan Pablo II continúa inspirándonos. Nos inspiran sus palabras, sus escritos, sus gestos, su estilo de servicio. Nos inspira su sufrimiento vivido con esperanza heroica. Nos inspira su total confiarse en Cristo, Redentor del hombre, y en la Madre de Dios».

El Santo Padre recomendó a la Iglesia de Polonia mantener este legado en su trabajo apostólico y agradeció a los medios de comunicación y periodistas que transmitirán la canonización en todo el país. «Espero que la canonización de Juan Pablo II y también de Juan XXIII dé un nuevo impulso al trabajo cotidiano y perseverante de la Iglesia en su patria. Me alegro del hecho que, si Dios quiere, dentro de dos años visitaré por primera vez su país en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud 2016», afirmó.

Herencia de sencillez y fidelidad al Evangelio

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El pueblo de Bérgamo, en Italia, también recibió un mensaje del Papa Francisco, esta vez en forma de carta en la cual invitó a todos «a agradecer al Señor por el gran don que fue su santidad para la Iglesia universal».

«Sé cuánto quieren al Papa Juan, y cuanto él quería a su tierra», expresó el Pontífice. «Desde el día de su elección al Pontificado, el nombre de Bérgamo y de Sotto il Monte se hicieron familiares en todo el mundo, y todavía hoy, a más de 50 años de distancia, éstos son asociados a su rostro sonriente y a su ternura de padre». Además del espíritu de agradecimiento, el Santo Padre instó a los conciudadanos del nuevo Santo a «custodiar la memoria del terreno en el cual se germinó: un terreno hecho de profunda fe vivida en lo cotidiano, de familias pobres pero unidas por el amor al Señor, de comunidades capaces di compartir en la simplicidad».

Para el Papa Francisco esta herencia es aún una riqueza que aporta a la Iglesia a pesar de los cambios del mundo actual. «Aquella heredad puede inspirar aún hoy una Iglesia llamada a vivir el dulce y confortante gozo de evangelizar, a ser compañera del camino de cada hombre, «fuente de la villa» de la cual todos pueden sacar el agua fresca del Evangelio». El Santo Padre invitó a este testimonio también a la sociedad civil, de la cual aseguró que «podrá siempre encontrar inspiración en la vida del Papa bergamasco y del ambiente que lo ha generado, buscando nuevos modos y adaptada a los tiempos para edificar una convivencia basada sobre los valores perennes de la fraternidad y de la solidaridad».

Finalmente el Papa saludó especialmente al informativo «Eco de Bérgamo» en el cual colaboraba el entonces sacerdote Don Ángelo Roncalli, al hospital dedicado a la memoria del Santo pontífice y el Seminario diocesano por el cual sentía especial afecto. «Le pido que recen por mí, y al mismo tiempo les aseguro que los recordaré y también mi oración por todos ustedes», comentó el Papa, quien envió a todos los habitantes su Bendición Apostólica.

Con información de Radio Vaticano.

 

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