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Abuela de tres nietos, pero también monja de clausura

Valencia (Martes, 05-08-2014, Gaudium Press) Nunca es tarde para ingresar a la vida religiosa y servir a Dios y su Iglesia de una manera especial. Esto es lo que dice María Paz Plaza, una mujer de 62 años, española, viuda, madre de dos hijos y abuela de tres, que el pasado sábado 2 de agosto -en la solemnidad de Nuestra Señora de los Ángeles- profesó sus votos temporales como religiosa de clausura en la Orden de las Clarisas Capuchinas del Monasterio de Santa Clara que se sitúa en la ciudad española de Valencia.

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María Paz Plaza profesando los votos temporales / Foto: M. Guallart – AVAN.

«Dios sigue llamando cuando y como quiere, y así lo entendió claramente María Paz al quedar viuda a los 59 años y encontrar en la espiritualidad de Santa Clara el Lugar donde vivir esa llamada», como expresó a la agencia AVAN, de la Archidiócesis de Valencia, una fuente de la Orden religiosa.

La profesión de los votos temporales es un paso importante en el camino de la vida religiosa que ahora recorre María Paz, por eso fue igualmente importante que tanto sus hijos y nietos se hicieran presentes en la celebración que ocurrió en la capilla del Monasterio de las Clarisas y presidió el Padre José Vicente Esteve, sacerdote capuchino.

Desde el pasado sábado, con sus votos temporales, la hermana María inició una nueva etapa conocida como «Juniorado», que es la última de la formación inicial en la vida religiosa, que en su caso tendrá una duración de tres años, para luego profesar los votos perpetuos. Pero antes de sus votos temporales la religiosa ha recorrido un camino de dos años con el postulantado y luego el noviciado, etapas por las que pasan también las jóvenes que deciden ingresar a un convento.

María Paz, originaria de Ciudad Real, antes de decidirse por los hábitos, era ama de casa y una católica comprometida dedicada a las catequesis de Primera Comunión en la Parroquia Inmaculado Corazón de María en Manises, municipio de la comunidad valenciana en el que vivió muchos años, allí también asistía con frecuencia a los grupos de oración; por lo que no es de extrañar que haya decidido dedicarse cien por ciento al servicio de Dios una vez quedó viuda.

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Lorenza Longo, también viuda, fundó en 1535 en Nápoles el primer Monasterio de las Clarisas Capuchinas.

«En un principio nos sorprendió porque es una decisión de gran calibre y un cambio de vida bastante fuerte: deja de estar con su vida y su familia para entregarse a Dios mediante una vida contemplativa. Pero siempre que la hemos visitado la hemos visto con una serenidad y una entrega admirables, con mucha paz y fortaleza. Para nosotros ha sido un estímulo para otras vocaciones de seminaristas y vida consagrada», aseguró a un medio de comunicación valenciano el Padre Francisco López, sacerdote de la Parroquia a la que pertenecía la hermana María.

Pero María Paz no es la única viuda que se ha decidido ingresar a la vida religiosa con las Clarisas Capuchinas. Una de ellas, Lorenza Longo, de origen español, fue quien justamente en 1535 fundó el primer Monasterio de las Clarisas Capuchinas en Nápoles, Italia, con el anhelo de vivir de manera renovada el espíritu de Santa Clara de Asís, fundadora de las Clarisas.

Por su parte, otra viuda, Ángela Serafina Prat, fundó en 1599 el Monasterio de las Clarisas Capuchinas en Barcelona que dio origen al resto de los monasterios de la Orden en España.

Con información de AVAN.

 

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