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Santiago (Lunes, 20-07-2009, Gaudium Press) Todo Chile vivió las festividades de la Virgen del Carmen. En Santiago, miles de fieles concurrieron a las distintas capillas y parroquias, particularmente al Santuario Nacional de Maipú, para celebrar el 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, Patrona del país. La misa del mediodía fue presidida por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz y concelebrada por el padre Carlos Cox, rector del Santuario, además de numerosos presbíteros y diáconos. A la celebración asistió el Arzobispo de la Iglesia ortodoxa del Patriarcado de Antioquia, Sergio Abad, además de clérigos, participantes de bailes religiosos, familias y penitentes.
Las autoridades religiosas calculan que alrededor de 70 mil personas visitaron el Santuario de Maipú durante toda la jornada. En su homilía el Cardenal se refirió al evangelio dominical, resaltando la figura de la Virgen María como modelo de entrega y obediencia a Dios. «Si se trata de cumplir la voluntad del Padre, quién mejor que la Santísima Virgen. Quién como ella, que tuvo siempre su corazón abierto al plan de Dios y estuvo dispuesta a que el Señor la condujera, en primer lugar, a una entrega virginal a Dios; después, en la Anunciación, a ser la Madre del Salvador«, expresó.
En la norteña arquidiócesis de Antofagasta, más de cinco mil personas concurrieron a celebrar a la «Chinita». Monseñor Pablo Lizama presidió la Eucaristía central expresando la pena de no poder asistir al Santuario de la Tirana, pero enfatizando que es imbatible el amor que brota por la Virgen debido a que nace «de la profunda y sencilla fe de un pueblo mariano, que toma a la «Carmelita» como un camino seguro de encuentro con Jesús«.
Por su parte, en la diócesis de Valparaíso la eucaristía fue celebrada por monseñor Santiago Silva, y también contó con la presencia del representante de la Iglesia ortodoxa de Viña del Mar, padre Jorge Suez. Igualmente autoridades civiles y militares acudieron a honrar a la Virgen María del Carmelo.
«Nosotros necesitamos un sentido que nos permita discernir lo que nos construye y lo que nos destruye. María nos dice que abramos nuestro corazón y nuestro sentido. Tenemos que acoger, tal como lo hizo la Virgen María, lo que nos entrega Jesús, y así nuestra vida tendrá sentido«, expresó el prelado.
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