viernes, 19 de abril de 2024
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Fotógrafo judío sobre la Sábana Santa de Turín: "Fue la ciencia la que me convenció"

Washington (Jueves, 06-08-2015, Gaudium Press) Contemplar la Sábana Santa de Turín es una experiencia que marcó la vida de Barrie Schwortz, un escéptico fotógrafo judío convocado para el Proyecto de Investigación de la síndone de Turín en 1978. Lo que vio durante los análisis de los expertos a la reliquia cuestionó profundamente su vida, al punto de convertirlo en un público defensor de su autenticidad. «Fe la ciencia la que me convenció», afirmó, recordando su testimonio para el informativo estadounidense National Catholic Register.

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La Sábana Santa de Turín, antes de ser intervenida para restauración en 2002. 

Schwortz no deseaba inicialmente participar en el proyecto a causa de su escepticismo frente al hecho religioso con el cual se relacionaba. Una frase de un católico especialista en imágenes de la NASA finalmente lo motivó a aceptar, cuando éste le dijo en tono alegre: «¿No crees que Dios quisiera a uno de su pueblo elegido en nuestro equipo?».

La obra de arte imposible

Uno de los hallazgos que impresionó al fotógrafo técnico es el arrojado por un instrumento de evaluación de rayos x, que adjudicó a cada punto de la Sábana Santa una altura con respecto a su intensidad de luces y sombras. En lugar de un resultado borroso como el que surgiría de una fotografía normal, lo que se obtuvo fue un modelo en 3D de una figura humana.

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Modelo elaborado con base en la información del rostro visible en la Sábana Santa.

«La única manera como esto puede suceder es a través de alguna interacción entre la tela y el cuerpo», comentó. «No puede ser proyectado. No es una fotografía, las fotografías no tienen ese tipo de información, las obras de arte tampoco». La imposibilidad técnica descarta claramente la teoría de que la Sábana Santa hubiera sido elaborada en la Edad Media por un falsificador y aún hoy representa un desafío para los científicos.

Esto es un hecho llamativo para Schwortz, ya que «aún no podemos resolverlo, en la era más orientada a la imagen de la historia humana. La Síndone de Turín se ha convertido en uno de los artefactos más estudiados de la historia humana, y la ciencia moderna no tiene una explicación de cómo esas propiedades físicas y químicas pueden ser obtenidas».

El desafío de la Síndone

Para Schwortz, la eventual incredulidad de un espectador ante la Sábana Santa no tiene origen en la formación científica, sino en el riesgo que un hecho extraordinario supone para la persona. «Si ellos (los escépticos) aceptan algo de esto, sus creencias principales serían desafiadas dramáticamente, y tendrían que ir atrás y reconfigurar lo que ellos son y lo que creen», afirmó. «Es mucho más fácil rechazarlo todo de plano y no preocuparse por ello. De esa forma no tienen que confrontar sus creencias».

Esto es precisamente lo que sucedió en la vida de Schwortz, quien a pesar de no hacerse cristiano sí recuperó la práctica religiosa judía que había abandonado. Este hecho no ha evitado que se dedique abiertamente a comunicar los hallazgos que lo maravillaron. «Creo que sirvo a Dios mejor en este camino, en mi relación con la Síndone, siendo la última persona en el mundo que la gente esperaría que les hablara de lo que es, efectivamente, la reliquia cristiana por excelencia», concluyó. «Creo que Dios en su infinita sabiduría supo más que yo, y me puso allí por una razón».

Con información de National Catholic Register.

 

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