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Bhubaneswar (Miércoles, 26-08-2015, Gaudium Press) «Siempre estoy conmovido por la alegría de mi gente», afirmó el Arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, Mons. John Barwa, al conmemorar siete años del violento ataque contra la comunidad cristiana del estado de Orissa, que expulsó a más de 50 mil creyentes de sus hogares. «Ellos sufrieron una horrible violencia anticristiana. Pero su fe no vaciló; al contrario, fortalecieron su fe y su amor a Cristo», expresó el prelado a la agencia AsiaNews.
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| La oleada de violencia anticristiana en Orissa en 2008 fue la más fuerte de la historia de India. Foto AsiaNews. |
El trágico hecho se originó el 23 de agosto de 2008, cuando un grupo insurgente maoísta asesinó a un líder hindú. El crimen, pese a haber sido reconocido por los autores, fue atribuido a las comunidades cristianas y sectores extremistas hindúes ejecutaron la oleada más fuerte de violencia en contra de los cristianos. En 415 poblados fueron incendiadas unas 5600 casas y se expulsaron a más de 50 mil personas. Se calcula que los hechos de violencia causaron la muerte a 91 personas y dejaron numerosos heridos.
Mons. Barwa destacó cómo la comunidad cristiana pudo recuperarse de una herida tan profunda. «Kandhamal es un signo de esperanza para los cristianos perseguidos en todo el mundo», afirmó. «Hay una profunda tranquilidad y una profunda alegría en nuestros cristianos que sufrieron por la fe. La paz que supera todo entendimiento viene de Jesucristo». El Arzobispo expresó que el testimonio de fe de los perseguidos en 2008 es un mensaje para todo el mundo.
«Mi pueblo mostró tanta serenidad ante la persecución. En frente de sus esposas, los maridos eran cuestionados: ‘¿Renunciarás a la fe?’ Con valentía, ellos respondían. ‘No. Hagan lo que quieran'», relató el Arzobispo, quien agregó que los persecutores después de maltratar a los hombres amenazaron a sus esposas para presionarlas a apostatar. Ante la presión respondían: «Nunca. Si mi esposo puede enfrentar esto. ¿Por qué no debería yo? Hagan lo que quieran. No me voy a rendir», continuó el relato Mons. Barwa. «Éste es el don de la gracia».
EL Arzobispo recordó que la alegría por el sufrimiento a causa de la fe es una constante en la vida de los cristianos perseguidos de India. Esa poderosa lección fue recibida personalmente al visitar a todas las comunidades afectadas por la violencia. «Escuché una sola voz: ‘Arzobispo, todas nuestras casas fueron destruidas, todos nuestros templos fueron destruidos, nuestros seres queridos fueron masacrados, pero una cosa no pudieron hacer quienes nos persiguen: ellos no pudieron separarnos de Jesús», concluyó.
Con información de Asia News.
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