Ciudad del Vaticano (Miércoles, 27-04-2016, Gaudium Press) Al comentar hoy en la Audiencia General de los miércoles la parábola del Buen Samaritano, el Papa destacó la compasión del único que atendió al enfermo y se mostró como su verdadero «prójimo».
El Samaritano, judío «cismático», era un despreciado y nadie habría «apostado nada» por él. Entretanto, «vio al hombre herido, no pasó de largo como los otros dos, que estaban relacionados con el Templo, sino «lo vio y se conmovió» (v.33). Así dice el Evangelio: «Tuvo compasión», es decir, ¡el corazón, las vísceras, se han conmovido! Esta ahí la diferencia. Los otros dos ‘vieron’, pero sus corazones permanecieron cerrados, fríos».
Es la compasión «una característica esencial de la misericordia de Dios», afirmó el Pontífice. El corazón del Buen Samaritano estaba en sintonía con el corazón de Dios. «En las acciones del buen samaritano reconocemos el actuar misericordioso de Dios en toda la historia de la salvación. Es la misma compasión con la cual el Señor viene a encontrar a cada uno de nosotros: Él no nos ignora, conoce nuestros dolores, sabe cuánta necesidad tenemos de ayuda y consolación. Esta cerca y no nos abandona jamás». La compasión no es un sentimiento vago, sino que «significa cuidar al otro hasta pagar personalmente. Significa comprometerse cumpliendo todos los pasos necesarios para «acercarse» al otro hasta identificarse con él: «amaras a tu prójimo como a ti mismo». Este es el mandamiento del Señor.»
Al actuar con compasión, el Buen Samaritano se convirtió en el más prójimo del hombre en necesidad. Prójimo es el que tien «esa capacidad de sufrir con el otro».
«¡Esta parábola es un estupendo regalo para todos nosotros, y también un compromiso! A cada uno de nosotros Jesús repite lo que le dijo al doctor de la Ley: «Ve, y procede tú de la misma manera» (v. 37). Estamos todos llamados a recorrer el mismo camino del buen samaritano, que es la figura de Cristo: Jesús se inclinó hacia nosotros, se ha hecho nuestro siervo, y así nos ha salvado, para que también nosotros podamos amarnos como Él nos ha amado, del mismo modo», concluyó el Pontífice.
Con información de Radio Vaticano
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