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Lima (Viernes, 04-09-2009, Gaudium Press) «Con el trabajo voluntario realizado en Manchay, mi vida cambió. Creo que es una experiencia que lo conmueve a uno, conocer una realidad pobre como la de esta región de Lima», dijo Sara Tamarit Guerola, coordinadora del grupo internacional de estudiantes del Centro Universitario La Salle, de Madrid (España) y también responsable por el voluntariado de la institución. Ella y otros siete compatriotas estuvieron en la capital peruana para un trabajo de apoyo educativo al pueblo del distrito de Manchay.
Un convenio firmado entre el centro universitario madrileño y la parroquia Espíritu Santo, bajo el auspicio del cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, arzobispo de Lima, desarrolla un trabajo voluntario dirigido a la educación en esta región desde hace siete años, siempre realizado por especialistas en el área, como explica Guerola.
«Desde que comenzamos el convenio hemos traído grupos de voluntarios especialistas en educación para trabajar en el Centro Educativo Parroquial Nuestra Señora del Rosario», afirma la coordinadora, pero resalta que el trabajo está siendo realizado también con otros colegios y asilos de la región, como el Centro Educativo Virgen del Rosario, la escuela para niños con necesidades especiales del Centro Parroquial San Pablo y el Colegio Nacional Santa Rosa de Collanac.
Programas de capacitación
El programa desarrollado en Manchay incluyó trabajos para problemas de aprendizaje, estímulo a la lectura, orientación vocacional, memoria y retención, dislexia, modificación de conducta y trabajo colaborativo de los profesores. Clases de inglés, matemática, juegos y deportes alternativos también hicieron parte del programa.
Especialmente para el pueblo de Manchay, fueron creadas Jornadas Familiares para matrimonios jóvenes, que incluyeron temas de comunicación familiar, pautas sobre comportamiento, juegos en familia, capacitación de padres, desarrollo cognitivo, integración e inclusión educativa, entre otros.
Selección de voluntarios
Los voluntarios son alumnos de cursos de educación social, terapia ocupacional, educación especial, educación inicial, psicopedagogía e ingeniería de telecomunicaciones.
«Todos pasaron por una entrevista con preguntas de todo tipo, no solamente de nivel académico, sino también sobre atributos personales, porque necesitan de una cierta ‘fuerza’ para trabajar con personas muy pobres», explica Sara Guerola.
Experiencia de vida
«Lo que llevamos de aquí de Manchay es mucho y creo que servirá para enfrentar nuestro trabajo en Madrid el día de mañana, con una visión distinta de lo que es la educación. No podemos desvincular esta experiencia de nuestra vida», afirmó la voluntaria Verónica Díaz González.
Para la voluntaria Maribel Carrasco Gómez, a pesar de no disponer de una buena calidad de vida, el pueblo de Manchay agradece a Dios por lo que hace por ellos. Gómez elogió el trabajo y el esfuerzo realizado por el padre José Chuquillanqui en Manchay con apoyo de la arquidiócesis de Lima.
«Esta experiencia de vida también nos ayuda a ver cuáles cosas son realmente importantes en la vida de cada uno y a saber que no necesitamos de mil cosas para ser felices, pero sí del cariño de las personas que nos rodean», argumentó Sara Guerola.
El distrito
La mayor parte de los 60 mil habitantes de Manchay, en la periferia de la capital, vive en situación de extrema pobreza.
Inmigrantes de la sierra peruana, fugitivos de la guerrilla Sendero Luminoso, componen la mayoría de la población. Desde 1999 la arquidiócesis de Lima, amparada por organizaciones de la sociedad civil, promueve un intenso trabajo de formación humana y cristiana, y proyectos en el área de educación, salud, nutrición para menores y estructura familiar.
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