martes, 23 de abril de 2024
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Castel Gandolfo: lleno de historia, se convierte en museo

Castel Gandolfo (Jueves, 27-10-2016, Gaudium Press) Incrustada en una agradable colina junto a una aldea casi ciudad, en torno de un lago azul, donde el clima es agradable todo el año y la vegetación es bien cuidada, allí queda la Residencia de Verano de los Papas.

Por las alamedas de sus jardines y pomares, Papas caminaron, visitantes ilustres se dirigían al Palacio, cruzaban sus portales y recorrían las salas, los salones, se regocijaban en la biblioteca o rezaban en la capilla.

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Todavía hoy, cuando nadie más reside en él, es posible rememorar acontecimientos y oír nítidamente el eco de pasos de las personas que allí tejieron acontecimientos históricos.

Museo de Historia Viva

Castel Gandolfo, la residencia de verano de los Papas, localizada a 20 kilómetros de Roma fue abierto al público: ahora es un Museo. Los estudiosos, turistas, fieles, curiosos y hasta peregrinos podrán ir hasta allá para ver y leer la historia. Ellos podrán ahora conocer la intimidad de los papas.

Espacios que hasta ahora eran reservados para uso exclusivo de los Pontífices pueden ser visitados: la biblioteca, el escritorio particular y hasta incluso el cuarto de dormir.

Será posible ir hasta la Capilla y admirar el ícono de la Virgen de Czestochowa, pisar en el mismo lugar donde -por primera vez- dos papas rezaron juntos: Benedicto XVI y Francisco.

Iniciativa

La iniciativa de abrir Castel Gandolfo al público fue del Papa Francisco que tiene una tendencia a siempre sorprender con sus actitudes, pero que nunca residió en el Palacio de verano.

Entretanto eso no es una novedad entre los Papas: desde el año 1596, apenas 15 de los 33 Pontífices durmieron o pasaron algunos días en Castel Gandolfo.

La sorpresa, entonces, es por causa de la decisión de que aquel espacio generador de historia sea transformado en un museo. Museo permanente, o hasta el próximo pontificado…

Una visita a Castel Gandolfo: itinerario

Las instalaciones y los aposentos son sobrios, poco lujosos. Como ya fue acentuado, la relevancia de él viene de la historia de que es testigo.

El itinerario de una visita es iniciado en la «Sala de los Suizos». Decorada con mármoles policromados. En seguida viene el elegante Salón Verde para los encuentros oficiales. Después viene la «Galería de la música», la «Sala del trono», la sala del consistorio para los encuentros con los cardenales.

Fue en esa sala que Giuseppe Angelo Roncalli, futuro Papa San Juan XXIII, recibió la púrpura cardenalicia. La biblioteca está próxima del escritorio del Papa donde fueron escritas innúmeras encíclicas y homilías.

Muerte y vida se intercalaron

El cuarto o aposentos más íntimos del Papa vienen en seguida. Él es simple: una cama de soltero, Nuestra Señora con el Niño Jesús, un armario, el criado-mudo y el retrato del Papa Gregorio.

En este cuarto, la muerte y la vida se intercalaron, todavía hace poco. En él nacieron alrededor de 40 niños. Eeran hijos de mujeres que durante la guerra fueron albergadas por Pío XII y que allá dieron a luz durante la guerra.

La mayoría de esos bebés fue bautizado con el nombre de Eugenio, en homenaje al Pontífice Eugênio Pacelli – que, en 1958, falleció en aquella misma cama. En este aposento, Pablo VI, 20 años después, 1978, dejó la vida de este mundo.

La historia, el tiempo, todo pasó allí, todo fue cronometrado por los varios relojes de la Residencia que aún funcionan normalmente, registrando nuevas eras.

Algunos objetos usados por pontífices todavía están allá intactos y funcionando. Ejemplo de eso es el teléfono que fue utilizado por el Papa Juan Pablo II, que definía Castel Gandolfo como siendo «Vaticano Dos».

El primero y el último, hasta ahora…

El primer huésped de Castel Gandolfo fue Urbano VIII. Él llegó al Castillo el 10 de mayo de 1626. En el siglo XX, apenas Juan Pablo I nunca estuvo en Castel Gandolfo, ni tuvo tiempo para eso, pues fue Papa por 33 días.

El último en pasar allí las escaldadas temporadas del verano romano fue Benedicto XVI. El 28 de febrero de 2013, Joseph Ratzinger dejó el Vaticano en helicóptero, después de renunciar al pontificado.

Los portones del Palacio de Verano de los Papas fueron cerrados, se inició el período llamado de ‘sede vacante’. Ellos todavía pudieron testimoniar los últimos instantes de un acto histórico, de un epílogo: los últimos instantes de un papa residente en Castel Gandolfo.

Museo

Castel Gandolfo ahora es un museo. Como los otros, está abierto al público de lunes a sábado. Hay una boletería en el lugar, pero, es aconsejable adquirir las reservas con antecedencia.

Al final, Castel Gandolfo no es un museo cualquiera: en él todavía puede ser oído el eco de los pasos de la historia… (JSG)

 

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