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Ciudad del Vaticano (Lunes, 21-11-2016, Gaudium Press) La última de las Audiencias concedidas por el Papa Francisco el jueves 17, fue para participantes de la Conferencia Internacional de las Asociaciones de Empresarios Católicos (UNIAPAC). Eran cerca de 500 empresarios.
Los miembros de la UNIAPAC estuvieron en el Vaticano debatiendo el papel que ellos deben tener como agentes de inclusión económica y social, considerada por Francisco como siendo un «ejercicio de la misericordia».
El Papa habló con los empresarios de tres desafíos para la actividad empresarial: el dinero, la honestidad y la fraternidad.
Para Francisco, «hablar de dinero es hablar de uno de los temas más difíciles de la percepción moral.»
El dinero es el «estiércol del diablo», dijo Francisco al recordar que él existe para servir y no para gobernar. El dinero es un instrumento técnico de intermediación, de comparación de valores, de cumplimiento de las obligaciones. Así como él, las empresas deben existir para servir y no solamente para producir lucro:
«Por eso es urgente recuperar el sentido social de la actividad financiera y bancaria» y eso supone asumir el riesgo de «complicar la vida», renunciando a ganancias económicas, destacó el Pontífice.
A seguir, el Papa mostró lo que viene a ser el segundo desafío: la honestidad.
Para Francisco, la corrupción es la peor llaga de la sociedad:
«Es la ley de la selva disfrazada de aparente racionalidad social». La corrupción no es un vicio exclusivo de la política, sino que está presente en las empresas, en los medios de comunicación, en las Iglesias y los movimientos populares.
«Una de las condiciones necesarias para el progreso social es la ausencia de corrupción», afirmó el Papa Francisco en la Audiencia concedida a miembros de la UNIAPAC.
Tercer desafío: fraternidad
El Santo Padre destacó que el tercer desafío de la actividad empresarial: es la fraternidad.
Para el Pontífice, «la actividad empresarial tiene siempre que envolver ese elemento».
En ese punto, Francisco incluyó también la cuestión de las migraciones y los refugiados y pidió a los empresarios que hagan su parte para buscar resolver ese problema. Recordó que muchos de ellos son hijos de familias de migrantes.
Zaqueo
El Pontífice concluyó su discurso a los participantes de la Conferencia Internacional de las Asociaciones de Empresarios Católicos proponiendo el trecho evangélico de Zaqueo, jefe de los cobradores de impuestos:
«Hago votos de que esta Conferencia sea como la higuera de Jericó, un árbol en que todos pueden subir para que puedan encontrar la mirada de Jesús». (JSG)
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