sábado, 23 de noviembre de 2024
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Cuatro viudas se consagran en Roma y entran a formar parte del ‘Ordo Viduarum’

Roma (Martes, 10-01-2017, Gaudium Press) El pasado sábado 7 de enero, la Basílica de Santa Cecilia en Roma acogió un importante acontecimiento: la consagración de cuatro viudas que entraron a formar parte del ‘Ordo Viduarum’ -Orden de las Viudas-, instituido en el 2013 en la Ciudad Eterna por el Cardenal Agostino Vallini, Vicario del Papa para la diócesis de Roma.

Se trató de Piera Magrelli de 79 años; Armida Sebastiani, de 84; Anna Ritta Marra, de 57; y Angela Maria Trigiani, de 68; quienes recibieron la bendición para su nuevo estado de vida de parte de Mons. Guerino di Tora, Obispo Auxiliar de Roma y delegado diocesano para el ‘Ordo Viduarum’.

A esta orden pertenecen mujeres quienes, viviendo su estado de viudez, se consagran de manera especial a Dios y en el servicio a su Iglesia. Al respecto se refirió Mons. di Tora, citado por el diario diocesano RomaSette.it: «El carisma de esta orden es aquel de enriquecer el estado de viudez en una experiencia plena de fe y de testimonio en la relación con las nuevas generaciones. Las prerrogativas son la oración y el servicio visto en familia, en la parroquia, y en la diócesis como don de sí a lo demás: llevar consuelo, transmitir la experiencia de fe a las personas con las que se encuentran cada día y que se ha madurado primero en la vida matrimonial y luego en aquella consagrada al Señor. El don de una vida plenamente realizada. Hoy la sociedad tiende a marginar a las viudas que en vez en la Biblia tienen un rol relevante».

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Con las cuarto consagraciones, hoy Roma cuenta con 13 Viudas Consagradas. Otras 10 se encuentran en proceso de discernimiento / Foto: RomaSette.it.

Esta forma de Vida Consagrada comenzó su andadura en Roma el 28 de diciembre de 2013 cuando 9 viudas recibieron su consagración por parte de Mons. di Tora. A este grupo se suman las cuatro consagradas el pasado sábado, y tras de ellas viene otro grupo de 10 mujeres que ya iniciaron un proceso de discernimiento para entrar a la Orden.

Para las nuevas consagradas, estar ahora en un pleno servicio a Dios ha traído cosas muy positivas para sus vidas; como comentó Anna Ritta, citada por el medio de comunicación diocesano, para quien ingresar a la orden significó «transformar el dolor del luto en la alegría de servir la Señor».

Mientras que Armida, quien es la más anciana y es viuda desde hace 40 años, la Consagración significa una gran alegría: «estoy particularmente emocionada. Esta bendición es la coronación de tantos años vividos al servicio del Señor».

La naturaleza del ‘Ordo Viduarum’, que ya se conocía de manera primitiva desde el tiempo de los apóstoles, se define cuando la viuda, de manera libre y definitiva, decide «adherirse a una forma de vida en la cual coexistirá más profundamente su consagración bautismal y la Confirmación, así como ocurre con los cónyuges en el matrimonio, adquiriendo una particular identidad en la Iglesia», según está definido por la Oficina Litúrgica de Roma.

Para esto es necesario que la viuda, mediante el «Rito Litúrgico de Bendición», reciba de manos del Obispo su particular vínculo con la Iglesia. Como está escrito en la bendición de la Consagración: «Acoge ahora la sincera oferta de nuestra hermana, quien con alegría y en plena libertad ha acogido tu llamada. Santifícala con tu gracia y con la potencia de tu bendición, dale estabilidad y perseverancia a su propósito».

Algunos obispos han acogido de manera renovada el ‘Ordo Viduarum’ en sus jurisdicciones eclesiales, como el caso de la diócesis de Palermo, donde la Orden inició camino en 1996 cuando el Cardenal Salvatore Pappalardo aprobó un estatuto para su regulación; asimismo el Cardenal Carlo Maria Martini creo en el 2000 el ‘Ordo Viduarum Ambrosianum’.

San Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica ‘Vita Consecrata’ también se refiere a este estado de vida: «Hoy vuelve a practicarse también la consagración de las viudas, que se remonta a los tiempos apostólicos, así como la de los viudos. Estas personas, mediante el voto de castidad perpetua como signo del Reino de Dios, consagran su condición para dedicarse a la oración y al servicio de la Iglesia».

De la redacción de Gaudium Press, con información de RomaSette.it y Vatican.va.

 

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