Bogotá (Viernes, 28-07-2017, Gaudium Press) Renovar la Pastoral Vocacional es el interés de la Iglesia en Colombia. Esta fue una de las conclusiones a la que se llegó tras el 4º Encuentro Regional de Pastoral Vocacional que se realizó recientemente en las instalaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia en Bogotá, con la participación de representantes de la Arquidiócesis de Bogotá y las diócesis de Engativá y Soacha.
Para el Padre Manuel Hernando Vega, director de Ministerios Ordenados del Episcopado Colombiano, quien fue entrevistado por el Departamento de Comunicaciones del organismo eclesial, el problema actual no es la falta de vocaciones, sino la manera como se está llevando adelante la Pastoral Vocacional.
«El problema no es que no haya vocaciones; vocaciones tenemos, vocaciones hay en la Iglesia, pero se necesita realmente una pastoral vocacional diferente; una renovación en la pastoral vocacional, en la manera como estamos haciendo los procesos de acompañamiento y de seguimiento, en el modo como estamos llegando a los niños y a los jóvenes, para que hagan parte de los semilleros vocacionales y para que contemplen la posibilidad en su proyecto de vida de dedicar su existencia al servicio de la Iglesia en la vida sacerdotal, en la vida consagrada, en el matrimonio; porque la vocación se abre a todos los estilos y maneras de ser en la vida», señaló.
«La oportunidad que tenemos en este momento: ser otros Cristos en medio del mundo, para llamar a muchos al servicio de la Iglesia»: Padre Vega / Foto: Cathopic. |
Dijo que actualmente es necesario fomentar una mayor cultura vocacional, a la que se puede llegar desde la labor pastoral de la Iglesia. Para el sacerdote, todas las acciones pastorales «deben estar impregnadas del tema vocacional: el trabajo que hace la pastoral familiar es vocacional; el trabajo que hace la pastoral juvenil debe tener este tinte vocacional; el trabajo que hacemos en la catequesis, debe tener también ese tinte vocacional».
El Padre Vega expresó que un buen semillero vocacional es el grupo de acólitos en las parroquias. «La mayoría de quienes somos hoy sacerdotes venimos de experiencias de ese estilo en nuestras comunidades parroquiales», añadió.
Al respecto indicó que es necesario valorar experiencias sencillas en las que los niños participen viendo el testimonio de sus párrocos, de los religiosos y religiosas, «con un espíritu misionero, con un amor por la Iglesia, por Dios, haciéndose testigos de eso que hizo el Señor Jesús (…) Esa es la oportunidad que tenemos en este momento: ser otros Cristos en medio del mundo, para llamar a muchos al servicio de la Iglesia».
Por su parte Mons. Guillermo Orozco Montoya, Obispo de Girardota y Miembro de la Comisión Episcopal de Ministerios Ordenados, habló de la necesidad de incidir en tres espacios: la familia, la educación y los medios de comunicación.
«Hay que incidir en esos espacios: la familia, los medios de comunicación, la educación, sobre todo la privada, y buscar otros espacios donde el joven está; por ejemplo los grupos juveniles, como medios para motivarlos. Sobre todo hacer una opción por el Señor, que es el primer paso para una auténtica motivación vocacional; y cuando hablo de motivación vocacional me refiero al llamado a la vida sacerdotal y religiosa, porque la vocación tiene un sentido más amplio, y por eso hablamos de una nueva cultura vocacional».
Para la Hermana Vilma Pérez, de la Comunidad Hijas de la Inmaculada, es importante primero que la persona tenga una experiencia de Dios, y una vez goce de esa experiencia, «se sienta motivada a servir desde el estilo de vida religiosa, o que descubra que el matrimonio también es una opción para servir, y de esta manera se sientan realizados en la vida».
Con información de la Conferencia Episcopal de Colombia.
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